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Capítulo 63.
El asociacionismo juvenil
y otras asociaciones.
Parte II.
El logotipo de Gritos.
"Los símbolos tienen el valor que les da la gente,
por si sólo un símbolo no significa nada"
Hugo Weaving.
Tendrán que pasar unos años y ya cubiertas las necesidades primarias, para elaborar un logotipo para la Asociación Gritos. Entonces había dejado de ser una entidad juvenil, para dar paso a una agrupación con mayores ambiciones: Asociación Cultural y Deportiva. El reto era cubrir un mayor espectro de actividades, que los antiguos estatutos constreñían.
Todos los miembros coincidían en que la falta de una imagen a la que vincular al Club, era un error imperdonable. Se inicia un cónclave sin marcha atrás y sin grandes debates, se elige la imagen de una boca de la que sale la palabra ¡Gritos!. Ilustración fresca y dinámica, que se ajusta como anillo al dedo aquellos orígenes, no tan lejanos. El artista encargado de ejecutar la idea será el socio, Marco Antonio Jiménez. Esta nueva identidad asociativa, quedará plasmada en todas las emisiones del Club, ya sean en papel, tela o mural: Camisetas, sudaderas, gorras, loterías, boletines informativos y la fachada del edificio que alberga a los jóvenes.
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Logotipo del Club Gritos. Diseñado por Marco Antonio Jiménez. |
El fútbol, siempre el fútbol.
"Un hombre que no alimenta sus sueños,
envejece pronto".
William Shakespeare.
El paso del tiempo en la Asociación Gritos obra el milagro de crear una frágil estabilidad. Cubiertas algunas de las necesidades elementales y básicas, para abogar por su continuidad, surgen la inquietudes juveniles propias. Ya no todo pasa por matar el tiempo y cubrir el ocio.
El deporte, siempre giraba en torno al fútbol. La escasez de medios era complementada por la ilusión adolescente y nunca faltaron los retos contra otros pueblos, barrios de Luanco o Candás.
No había nada, o casi nada, que impidiera la celebración de aquellas competiciones. Para ilustrar aquel ímpetu rescataremos algunos de aquellos episodios llenos de nostalgias y aventura. A finales de la década de los 70, se recibió la invitación en el Club, por parte de una Asociación de Festejos del Concejo, ya próxima a Avilés, para disputar un partido contra un equipo de su pueblo. El gran inconveniente pasaba por el desplazamiento, superior a los 10 km., pues no había ningún transporte que pudiera aproximar a los jóvenes deportistas hasta el lugar de la disputa. Algunos afortunados disponían de las entonces populares motos Puch Minicross y no tenían mayor problema, el resto caminando. Al llegar, tras dos horas de recorrer caleyas, praos y montes, se pudo comprobar que el equipo rival había sido reforzado por gente que superaba ampliamente la edad juvenil. Se inicia el match en un campo inclinado, cuyo centro del campo estaba señalado por un gran finso (jalón) de piedra, desde donde el arbitro dirimía las diferencias e ímpetus de aquellos jóvenes deportistas. Se disputa el primer tiempo y el equipo local es el beneficiario de la cuesta hacia abajo del prao. Al descanso, salta la sorpresa y los guajes antromerinos vencen por 0-1. Los organizadores exigen que el pleito deportivo se siga disputando en las mismas condiciones, esto es, los nuestros subiendo aquella pendiente en contra de sus intereses ofensivos . Finalmente, el resultado hace justicia a lo desarrollado en aquel tarronal seco y desigualado, y el equipo visitante vence por 1-2, rompiendo los pronósticos de aquella encerrona.
El vistoso trofeo que estaba presidiendo la barraca de la comisión, es inmediatamente sustituido por otro viejo y ferruñoso. Los organizadores se acercan al desencantado grupo de jóvenes que defendían los intereses del Club Gritos y les comunican que la entrega de trofeos se hará en una hora. Mientras tanto, les invitan a asearse en el lavadero comunal próximo. Así lo hacen y descubren para su asombro como en el pilón de agua están enfriando dos cajas de sidra para el evento. La venganza, escatológica venganza, no se deja esperar. Se golpean los culos de algunas botellas de modo aleatorio, para vaciarlas y se rellenan con la orina de los encorajinados jóvenes. Rechazada la invitación para recoger el destartalado trofeo, el regreso a casa se hace en tiempo récord, entre risas y temores.
Los viajes en los retos deportivos, siempre fueron el gran inconveniente logístico. En otra ocasión, el reto procedía de Santiago de Ambiedes. Se viaja en los autobuses ROCES, hasta la parada programada con los retadores. Allí espera uno de ellos, montado sobre una bicicleta, que actuando como guía da un paseo turístico a aquella chavalería. Tras casi dos horas de caminata, se llega al campo de fútbol INESPAL, donde hay ganas de todo menos disputar un partido. El segundo tiempo no se celebra, ante el desfondamiento de los nuestros y un escandaloso resultado que evidenciaba la buena estrategia del rival.
Aunque la colaboración de amigos fue determinante para los desplazamientos que exigían los desafíos deportivos. Así a finales de los años 70, la asistencia del vecino Manolo El Madrileño, obró el milagro de llevar a todo un equipo en un seat 600, hasta San Jorge de Heres. Aparcado delante de Casa Cefero, los tertulianos de aquel local no daban crédito como de aquel vehículo salían 12 pequeños. Fue tal la aparatosidad que iban contando en voz alta cada vez que emergía uno del interior del vehículo, entre el regocijo y sorpresa. Cuando tras la marcha del coche, estaban detallando tamaña hazaña, propia de un espectáculo de magia, observan como el vehículo da la vuelta, bajándose el bueno de Manolo para abrir el maletero y así bajar otro de los pequeños, que allí había quedado "olvidado".
Anécdotas, después de tantos años hubo muchas y para todos los gustos y probablemente pudiéramos cubrir varios capítulos con ellas. Lo cierto es que durante prácticamente toda la existencia del Club Gritos hubo siempre equipo de fútbol, que disputó las Tertulias de invierno, o campeonato de fútbol -playa de Candás (mientras existió). También en alguna ocasión compitió en el restringido campeonato de fútbol - playa que hubo en Luanco y torneos varios.
En otras ocasiones, se organizaron algunos encuentros curiosos entre equipos de diferente sexo. Los varones iban amarrados en parejas por las piernas y el portero uno de sus brazos al larguero de la portería y , las chicas por libre. El resultado fue lo de menos. Aquella singularidad hizo que hubiera una gran cantidad de espectadores, que disfrutaron de la aparatosidad en las carreras y manejo del balón de los contendientes.
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Fuente: Nedi Pérez. Integrantes del equipo de chicas. Fuente: Nedi Pérez. El equipo de los chicos. |
Aunque hay una fecha de inflexión y un acontecimiento, que va a marcar de algún modo el desarrollo de todos los equipos que se formaron al amparo de la Asociación Gritos. En el año 1978, nuestro vecino Roberto García Suarez, va a participar como concursante en un programa televisivo y en riguroso directo. Su presentador, el malogrado Emilio López Tamargo y a la postre responsable de la sección de deportes del Centro Territorial de TVE, en Asturias. Tras varios días participando, llega a la final y en la presentación de los concursantes, el periodista se dirige a nuestro vecino : "Roberto García Suarez, natural de Antromero, concejo de...", y antes de finalizar, es interrumpido por aquel, quien precisa, para asombro de todos: "¡ No, Antromero independiente!".
A partir de este momento, todas las equipaciones y equipos de fútbol se registran en las competiciones con ese nombre: Antromero Independiente. Es tal el éxito de la expresión, que a lo largo de los años, se venderán cientos de camisetas y sudaderas con aquel eslogan. La globalización ha hecho posible ver alguna de aquellas prendas en los acantilados de Los Gigantes, en Tenerife o en el hall del famoso Hotel Nacional de La Habana (Cuba). Somos testigos satisfechos de ello.
Hay un refrán muy asturiano, que no deja lugar a dudas, sobre su intencionalidad: " El que ye tonto en mayo, yelo en to el año". A raíz de este exitoso despliegue de marketing, uno de los entonces responsables de la política municipal, advirtió a los miembros de Gritos, de la ilegalidad y el riesgo de aquellas camisetas. En su encolerizada advertencia dejó claro su malestar: " Vais acabar todos en el cuartel de la Guardia Civil, por hacer el payaso". Su amenaza se basaba en ser autores de desarrollar apología de independentismo e instrumentalización política en actividades juveniles. Aquella conminación del edil, nunca llegó a cumplimentarse con la formalidad de la demanda. Pero nos consta que aquel año el apoyo económico procedente del Ayuntamiento se redujo a la mínima expresión, que fue compensado con una nueva tirada de aquellas camisetas y sudaderas. Eran otros tiempos, no sabemos si peores o mejores, pero hay que tratar de contextualizarlos para intentar comprenderlos. Aunque, después de tantos años, nos cuesta digerir algunos comportamientos.
Aquelles excursiones pa todo el mundo.
"Los tiempos de ocio son la mejor de las adquisiciones".
Sócrates.
Un día entró Maruja Anxelín en la sede del local, como un torbellino, con aquella inequívoca personalidad que la acompañaba y esgrimió como sólo ella sabía hacer una pregunta, que bien podía entenderse como una orden: " ¿A que coño esperáis pa facer una excursión pa los vieyos?....¡ Pa los vieyos y p'al que quiera d'ir !". Aunque añadiendo una exigencia de una raigambre obligada e inexcusable: " Pero la primera hay que facela a Covadonga".
Y siguiendo las pautas, así se organiza la primera excursión destinada a todo el mundo que quiera participar en esta aventura organizada. Tal y como adelantó Maruja, la primera se hizo a Covadonga y, tras ella siguieron muchas más: Santander, León, Lugo, Ruta del Cares, Taramundi, etc. Siempre con la numerosa participación de adultos, que con toda seguridad fueron los que más disfrutaron de aquellos viajes.
Son tiempos de paradas en merenderos, para dar buena cuenta de tortillas, empanadas y carne empanada, entre otros manjares caseros. En el autobús, el humor de Manolo Robés, las sátiras del inefable António Guardado, Salero y la impagable voz de Amor García, a quien hacía dúo, su marido José El Canario. Todas las excursiones se desarrollaron durante el periodo comprendido entre 1980 y 1989.
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Fuente: Benigna Anxelín. Una de las excursiones del Club Gritos. Amor García la tercera en la fila de abajo, por la derecha. Una prodigiosa voz que amenizaba aquellos viajes. |
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Fuente: Benigna Anxelín. Posando en Ribadeo. |
El Turullo, símbolo de un pueblo.
"Los logros del hombre descansan
sobre el uso de símbolos".
Alfred Korzybski.
Durante el año 1994, en el Club se va a dar un paso firme y hacia delante, con una clara intencionalidad de buscar una perpetuación identitaria. La idea de premiar a gente o instituciones que de algún modo han potenciado, promocionado o luchado por los intereses de Antromero, toma cuerpo. Esta pretensión ya había sido valorada con anterioridad, pero los condicionantes económicos frustraron cualquier iniciativa al respecto.
Se sometió a la masa social la propuesta para que buscasen una figura representativa que se pudiera vincular al pueblo, para convertirlo en un galardón. Ganó mayoritariamente nuestro accidente geográfico de referencia, " La Isla", pero la dificultad estribaba en trasformar este inequívoco peñón rocoso en un trofeo físico. Se consulta a varios expertos en la materia y el problema inmediato en el elevado coste de una reproducción fiel de aquella conocida roca. Nuevamente serán los motivos estrictamente económicos los que frenan iniciativas y obligan a desestimar esta opción.
La otra alternativa pasa por un "turullo" ( Charonia tritonis), caracola de mar muy común hasta no hace muchos años en nuestras riberas. Desde tiempos inmemoriales su concha fue usada para avisar, alertar o llamar, mediante un soplido. Se hace una réplica de un original en metal y se pide presupuesto en la desparecida Fundición Avilesina, de la Avda. Los Telares, para transformarlo en el metal semi-noble de bronce. Tras dar el visto bueno a el coste, se hace el primer encargo, ya en el año 1995.
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Recibo de pago por el molde y la primera pieza del galardón. |
Este modelo es el que se ha mantenido en todas las ediciones, salvo en los años 1999 y 2000, correspondientes a los galardonados Basilio Gutiérrez y la Mancomunidad Cabo Peñas, por ese orden. En el primer caso, hecho por el artista carbayón Luis Fernández es la representación de un gran bígaro enmarcado y, en el segundo una talla de madera hecha por la avilesina Ana Mayado.
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La nota de prensa, indicando la concesión del Turullo a la Mancomunidad Cabo Peñas. |
En las navidades del año 1995 se inicia la entrega de estos galardones. Será Bernardino Serrano Mori, Mino, quien recibirá el mismo en un acto en el Mesón Siete Villas. Su condición de deportista de élite y el haber abanderado al pueblo de Antromero, durante su dilatada actividad, un motivo más que sobrado para ser merecedor del mismo.
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Cartel anunciador de la concesión del II Turullo, al antromerín del año a Marcos. Fuente: Marisol Carro. Turullo y galardonado, año 1996. |
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Recorte de prensa (LNE), donde se recoge la entrega del galardón al centenario (101 años), Basilio Gutiérrez. Tentempié , tras la entrega del galardón a Basilio. |
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Recorte de prensa de LNE, donde se detalla la entrega del Turullo al antromerín del año 2001, al Proyecto Hombre. |
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Recorte de prensa, anunciando la convocatoria del "I Premio Relatos Cortos Mancomunidad Cabo Peñas". Noticia con el ganador del I Premio de Relatos Cortos Mancomunidad Cabo Peñas. |
El jurado quedará constituido por Alfonso Quintana y los concejales de los ayuntamientos de Gozón y Carreño, Raúl Sirgo y Marcelino Menéndez. Se presentan veinticinco trabajos, resultando ganador el autor avilesino Juan Carlos Fernández, con su obra: "Soledad de un joven inquieto".
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