Capítulo 25. El milagro de la tierra. Tercera parte. Los hórreos .


 




Fran Posada. Tras él, la panera cargada de riestres.



Capítulo 25.


El milagro de la tierra.



Los hórreos (horros) y paneras.



Introducción.

 

            Como tendencia


“Una casería sin horro,

non ye una casería”.

Basilio “el Tercero”.

 

 

 Asturias es de los pueblos que no puede huir de su historia. Nuestra alma y vida está impregnada de sentimientos, de sacrificios y del amor a la tierra que pisamos. La evidencia es demoledora, en  prácticamente todos los países del orbe hay agrupaciones, centros y asociaciones de asturianos, que enarbolan los distintivos de esta patria. Algunas de las mismas ya regentados por miembros que no conocen tan siquiera al terruño por el que profesan ese cariño. Existiendo un denominador común, el hórreo como emblema de aquel amor ancestral.


El hórreo (horro) es sin lugar a dudas uno de los símbolos más significativos de la cultura asturiana. Forma parte del entramado del patrimonio histórico-cultural. Representa el ingenio, el talento puesto al servicio  de un trabajo pegado a la supervivencia y  de un pasado que forma parte de nuestra vida.


Este tipo de edificaciones se distinguen porque siempre se construyen cerca de la vivienda, de la casería, justificando así su uso. El hórreo y por ende la panera, tiene un elemental objetivo, ser el granero,  la despensa de la familia. La voz latina "horreum" se puede traducir por granero, aunque es cierto, que a este pósito  en la cultura romana no se denominaba así.    

   

Tal y como se expuso, su diseño va orientado en esos derroteros, para evitar dentro de lo posible la injerencia de los intrusos, que pudieran alterar  el almacenamiento de aquellos alimentos, entiéndase sobremanera, los odiados roedores. También para guardar preseos (1) o herramientas habituales en la casería asturiana. En ocasiones se almacenaban sin gran orden todo tipo de objetos , como arao, salladora, semadora, llabiego, cordeles, cestes , paxos, la leña pa la cocina, etc. Tal lo recuerda estos versos del autor de la generación de la posguerra, Luis Aurelio Álvarez:


"lo meyor del pueblo,

tuvo cientos de años secando maízos,

tuvo cientos de años guardando preseos".


Una larga lista de elementos difíciles  de enumerar, por lo variopinto de su contenido. Así lo enfatiza Emilio Posada: "Debajo del horro se guardaba de todo. Lo peor no era guardalo, era el después sacalo. Si no tenía un poco de orden, aquello parecía una casa de locos".



Panera del Molín. Debajo de la misma se puede apreciar
almacenamiento de objetos y herramientas.


La utilidad y construcción de estos ingenios los hace convertirse en ocasiones en segunda vivienda. Esta aseveración es detallada por nuestro declarante Alfonso Pinón : " Muches veces  era mejor dormir en el horro que en casa. Había más sitio y sobre todo tabes seguro que ningún bicho te iba molestar". Era tan frecuente recurrir a esta alternativa que en muchas caserías tenían instalado en su interior y de continuo camas con jergones. Así lo refrenda Emilio Posada: " Cuando eran muchos en casa o había invitados no previstos, se iba a dormir al horro o a la panera". Puntualizando quienes la usaban: " Al horro, siempre dormían los de la casería. Allí estaba gran parte de las alimentos para todo el año".



Emilio Posada.

Además, se trata dentro de la compleja amalgama de instalaciones de la casería la única que  siempre se cierra con llave, evitando con ello algún que otro disgusto con los amigos de lo ajeno. Ilustramos una de estas desagradables secuencias, sufrida por una vecina y recogido el 23 de enero de 1916, en la revista Asturias (año III. n.78): "Anteayer se presentó en la casa-cuartel de la guardia civil en el puesto de Luanco, la vecina de Antromero Generosa Rodríguez González, para denunciar que durante la noche del día 30 del pasado mes de noviembre de 1915, le habían robado de su panera cien pesetas, tres sábanas y dos pares de pendientes. Hasta la fecha se ignora quienes fueron los autores de la sustracción". De este suceso se pueden sacar dos conclusiones evidentes: la importancia de la panera como custodia de objetos valiosos y la necesidad de aldaba o cerradura para garantizar su guarda.

 

Reseñar el llamativo tamaño de su   llave, la llave l´horro, a la que a su importante dimensión , se le han ido sumando todo tipo de creencias y supersticiones para curar y sanar pequeños problemas de salud. Sin lugar a dudas ya forman parte del entramado  de la milagrería popular. 


Lucia les Moranes con un sentido de humor envidiable, sentencia respecto al tamaño: "Había algunes que eren grandes y pesaben como el demonio. Era más fácil perder una vaca que la llave del horro".


El tamaño de  la llave l'horro, llamaba la atención.


Hoy podemos decir que solo el interés de sus propietarios mantienen en su esplendor algunas de estas vetustas edificaciones. Las circunstancias productivas actuales  y la tecnología han puesto punto y final a aquel uso inicial al que iban destinados. Así lo recuerda Emilio Posada: ”Hoy ya no se ven riestres de maíz, colgades en hórreos y paneres. Porque la gente ya cambió la forma de cosechar, y los hórreos han perdido un poco su sentido. Los propietarios los mantienen en píe por orgullo y respeto a aquella herencia, ya no por lo que hacen servicio". Advirtiendo el coste económico de esta decisión: "Mantener y conservar un hórreo o una panera manca. Cuesta muches perres y tiene su merito".


También era un fiable indicador de como habían sido algunas cosechas y por ende, el poderío de la familia explotadora de la casería, tal lo reseña Emilio: "No había nada mejor que mirar los hórreos y ver la cantidad de riestres de maíz colgades o cuando se subíen les fabes para secar, antes de escaxinales, pa saber si fue una buena cosecha o no y la potencia de la casería".  Así describe la capacidad de esta, cuando  es visible todo el valor que representa el conjunto, el poeta avilesino Gabino Muñiz García-Robés:


" Vi los hórreos con les riestres

del maíz dorao y tienro;

dentro unos cuantos caxones,

con trigo, escanda y centeno;

debaxo el carrín d'esquirpia

tuvia cargao con yestro;

la semadora y el rulo

y al llao, gradies y llabiegos;

los trastos de'espardiar llín,

parigüeles y maderos".


Pero ciñéndonos al uso de los mismos, se puede decir con plena seguridad, que en ellos se almacenaban cosechas ahuyentando del peligro de humedades y enemigos de todo tipo (ratones, paxaros,...etc). Y en el caso de matanza, los embutidos, salazones, el tocino, llacones,..que se mezclaban con sacos de legumbres, fariña,..etc. Permaneciendo  a la espera de la justa administración que de aquellos víveres solía hacer la fémina de mayor edad de la casería. Rescatamos unos curiosos versos que ilustran en pequeña medida las escaseces  de aquellos tiempos, y la sabia gestión de los limitados recursos  existentes:

 

"Mi niña, si vas al horru

del tozín parte pocu;

pues doce meses tien el añu,

semanes cuarenta y ochu..."


Otro de los grandes éxitos del hórreo es la posibilidad de su desmonte y nueva instalación. La no propiedad jurídica  de la tierra no fue impedimento para aquellos colonos llevadores de caserías que decidían invertir en estas construcciones. En el dudoso caso de tener que abandonar la explotación, tiene la seguridad de poder llevárselo sin mayor problema que su desmonte y traslado.


Tal y como se expuso la "llevaduría" de  la tierra  se transmitía de forma hereditaria y así lo recoge Jovellanos, en su "Octava carta a Ponz: "... Los arrendamientos son aquí indefinidos y, en cierto modo perpetuos, se ve pasar una casería de generación en generación por los mismos individuos de una familia, y sería mirado como un tirano el dueño que sin causa justificadísima arrojase al casero del lugar de sus ascendientes". La posterior desamortización de la tierra, obraría en muchos casos el efecto contrario al buscado.  Y con ello, algunas rescisiones unilaterales por parte de los nuevos propietarios de esos acuerdos antiguos.

            




(1). Según el Diccionario General de la Lengua Asturiana, el preseo es: " instrumento de trabajo de cualquier oficio o labor de campo".




Reseñas históricas.



"Tú eres muchas,

muchas veces,

patria mía".

Vanessa Gutiérrez.



Si nos retrotraemos unos dos mil años en el tiempo, un veterano conocido, Plinio el Viejo (siglo I), describe a los "branaria pensilia" del modo que sigue: "Son hechos todos de madera y alzados sobre columnas, ventilados por abajo". Señalando las tres zonas geográficas donde podían ser visionados: "Se aprecian en Apulia, Sicilia y norte de Hispania". Sin temor a incidir en equivocación alguna, podemos aseverar que se estaba refiriendo a los primitivos hórreos.


El hórreo más antiguo que se conserva en este país es el de Iracheta (Navarra). Tratándose de un granero comunal , que al menos tiene 800 años de antigüedad. En cambio, la primera referencia documental de la existencia de este tipo de edificaciones en Asturias data del año 867. En este documento, el rey Ordoño I dona al obispado una serie de terrazgos, entre los que figuran: "... cum domibus, orreis, cubis..."


En lo referente a nuestro pueblo, tendremos que remitirnos al siglo XIV. Será en 1330 a través de histórico documento , donde se tiene  constancia de los mismos en nuestra tierra: "Tres cabannas e dos orrios e en Entremero duas cabanas todo techado de palla". Dependientes del cenobio de Condres, quien vigilaba por los intereses y propiedades eclesiásticos en esta zona.


Las grandes producciones de maíz provocará la  demanda  de construcciones de hórreos en la primera mitad del siglo XVII. Estamos sin lugar a dudas en el periodo de mayor esplendor de estos silos. Así lo recoge el escritor y religioso Padre Luis Alfonso de Carballo en su obra "Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias" (1695): "..la mayor productividad del maíz con respecto a los cereales tradicionales, que además exigían a la tierra otra temporada de barbecho, trajo como consecuencia la necesidad de un mayor volumen de almacenamiento". 


La consecuencia más inmediata fue el diseño de horros mayores, de planta rectangular y mayor capacidad de almacenaje. Es el nacimiento de la panera, como evolución natural de aquel. 


Este  éxito se plasmará en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1793), donde se censan 20946 construcciones de este tipo. El censo elaborado por el Ministerio de Educación y Ciencia en el año 1972, refleja la triste realidad: contabiliza 10911 ejemplares. La conclusión es demoledora, en 220 años la mitad de hórreos y paneras han desaparecido.


Respecto a nuestro concejo reflejaremos un listadillo elaborado por Benjamín Álvarez, Benxa con el censo de hórreos y paneras, desglosado por parroquias. Correspondiente este al año 1987.



Fuente: Benjamín Álvarez, Benxa. 



 La diferencia más notable y visible entre  el hórreo y su evolución a panera,  está en su planta y en el tejado.  Es un hórreo cuando su estructura es cuadrangular y su techumbre a cuatro aguas, rematado en un único vértice. La panera, en cambio tal y como se expuso es de planta rectangular y en su cubierta hay una línea de cumbre, para juntar sus cuatro vaguadas. No debiéramos de caer en el error de diferenciar por el número de pegollos estas edificaciones.



Imagen inconfundible del tejado de un horro.



Panera. La forma de su planta y el tejado inequívocos.


La crisis de la construcción de nuevas instalaciones de este tipo, se producirá tras la desamortización de Mendizábal en 1837. Los grandes monasterios y la Iglesia perderán la propiedad de las tierras y con ello la interesada promoción y conservación de aquellas vistosas y eficaces instalaciones.


Respecto a su ornamentación es muy variada y rica en muchos casos. Grabados, tallas, pinturas policromadas enriquecen el patrimonio artístico popular de nuestros pueblos. Como apunte distintivo y si mayores matices, distinguiremos en función de su decoración tres estilos diferentes: Villaviciosa, Carreño y Allande. Numerosos talleres y artistas van a desarrollar todo su talento durante siglos en estas construcciones que forman parte de nuestras vidas y pasado.


 Lo que es indiscutible, es que este tipo de edificaciones tienen su origen en Asturias desde hace más de 2000 años. Lo que echa a tierra la primitiva teoría que fue una importación de los conquistadores romanos. En cambio, toma más fuerza la presunción que se trata de una construcción basada en los antiguos palafitos, que dieron forma antiguos habitantes lacustres, que sobrevivieron en los lagos asturianos.





Partes del hórreo.



"Refugio con zancos,

cobijo que guarece

contra las fieras y los elementos..."

Per Gaztelu.



 La compleja estructura del hórreo sufre cambios y fluctuaciones, dependiendo de su ámbito físico y geográfico . Existen ensambles, acoplamientos distintos y dispares que conjuntamente ofrecen casi cincuenta tipologías diferentes en todo el territorio asturiano. Estos matices no hacen otra cosa que engrandecer este patrimonio arquitectónico astur.



Fuente: Alfonso y Gerónimo Lozano. Ensambles entre cabrios,
aguilones y agüera. Matices diferenciadores entre horros.


Así y de modo  muy elemental vamos enumerar algunos de los componentes más visibles de este tipo de construcciones inmemorables, siguiendo la descripción del insigne Jovellanos:

      Pegollos, son los pies, que en caso de los hórreos se ajustan a cuatro y en las paneras superan este número.

        Trabes, son las vigas maestras, que van de uno a otro pegollo.

      Colondras, vigas perpendiculares a los trabes. Son los que finalmente son la base de las paredes del hórreo.

        Liños, son las vigas que unen por la parte de arriba a las colondras.

        Tocas, cuarterones que están encima de los liños.

        Paneras, son las vigas que forman el armazón del techo.

        Gatos, son las que amarran unas partes a otras.

        Escalera, o acceso que tenia que tener la máxima premisa de no contactar directamente con el hórreo,   para evitar el acceso de  animales.

      Respecto a este elemento, y a su eficacia, trascenderá el ámbito terrestre, adentrándose en el marino. Así lo testimonia Luis Servando Peláez: " Según contaban en mi época de estudiante de náutica en el año 1963 hubo una pregunta de examen que se hizo para piloto y en la sección de maniobras  y era: ¿Cuánto salta un ratón?. El motivo de aquella pregunta era para saber cuanto levantar del muelle la escala de acceso y evitar que los ratones subieran a bordo del barco. La respuesta estaba en la escalera del hórreo y sus dimensiones". 


Fuente: Miguel Copes. Partes del hórreo.

             

Cuando el hórreo tiene corredor ( algo que no siempre ocurre), se denomina taramera al piso de aquel. Este complemento fue muy apreciado para colgar y secar algunos de los frutos procedentes del duro trabajo de las tierras. 


Horro casa les Moranes. El corredor y suelo del mismo
o taramera.

Hay una importante distinción en su construcción y mantenimiento y está en el tipo de sujeciones utilizadas. Pudiendo ser estos clavos metálicos o de madera. Siendo estos últimos los denominados tornos. Si bien es cierto que el paso de los años ha sido determinante para su progresiva sustitución por los de metal. A este respecto, nos conviene recordar la descripción de la singularidad que de este ingenio que  hace Jovellanos: "En el edificio no entra para nada el hierro, ni el mortero...No hay edificio tan barato, tan sencillo y tan bien ideado".


Durante mucho tiempo los únicos edificios hechos de madera, sin componente ajeno a la misma han sido los hórreos y paneras. En Antromero, si atendemos a la tradición oral, nos sentimos obligados a citar la casa donde estaban arrendadas Ramonina y María la Salada. Siendo su propietario el entonces terrateniente del pueblo, Manuel de Norte. Aquella vivienda   fue hecha exclusivamente de vigas, tablas y tablones, fijados con espitas de madera. La posterior reforma y renovación de aquel inmueble  en la década de los 90, hace imposible testimoniar gráficamente lo expuesto. Recurrimos para resarcir el olvido amenazante a Laudina Artime, quien así lo explicita: "La casa donde vivieron Ramonina y María la Salada, con mi güelo José, estaba hecha de madera y no había ningún tornillo, ni punta en toda ella". Añadiendo una curiosa distribución en el interior: "Y tenía un forno de leña en el centro del llar. Alguna vez fuimos a cocer marañueles allí".


Fuente: Google. Estado actual de la antigua casa de madera de 
Manuel de Norte.


Con independencia de la importancia relativa de aquellos componentes descritos con anterioridad, hay uno que llama poderosamente la atención respecto al resto, y no es otro que el pegolloPie de piedra, que en algunas ocasiones se encuentra de madera y que algunos caen en el error de usarlos como diferenciante  entre panera y el hórreo.


Una de las características más visibles en nuestro pueblo de estas construcciones está en el corredor, normalmente cerrado por tablillas o balaustres. Estos y debido a la mayor exposición a los fenómenos metereológicos propios de la mar, son sustituidos por los denominados mandiles. Tratándose  de un cierre elaborado de tablas corridas, para proteger los productos acopiados en el suelo, de lluvias y vientos. En el caso que este entablado cubriera hasta el alero del hórreo o panera, recibe el nombre de tornaguas.



Hórreo de Alfonso Carma. El mandil cubre todo el perímetro del corredor.



Fuente: Google. Hórreo de casa Julián. Se observa el mandil en la 
cara norte y el resto del corredor con barandilla.



Fuente: Carmen Capacha. LA familia Capacha  en la romería de Bocines.
Años 60. Al fondo, se aprecia la protección del tornaguas en una panera.
                                                                                

En cualquier caso para ser considerados hórreos o paneras, deben cumplirse dos requisitos fundamentales: estar soportados por pies (pegollos) y ser edificaciones independientes de la vivienda, casería o casa.

         



Algunos ejemplos vistosos de nuestros hórreos y paneras.


"Cuando se cae un horro

se pierde un mundo".

Popular.



Contar con el conocimiento experto  en esta materia tratada de nuestro vecino Paulino García Suarez, es una suerte que no vamos desaprovechar. A petición nuestra ha elaborado un breviario concreto e intenso, de los hórreos y paneras más significativos en ornatos de Antromero. 


Todo este apartado es fruto de su trabajo y sapiencia y del que disfrutaremos en sumo grado. Exponemos a continuación su saber, transformado en texto.


Paulino García Suarez.



El horro de casa Basilio el Tercero.


El horro de casa Basilio el Tercero, cronológicamente situado en el último tercio del siglo XVIII. De dimensiones grandes, como el de casa Les Moranes, destaca por su representación pictórica en algunas de sus colondras y liños. Apreciamos un ave, un soldao con una empuñadura de armamento y lo que parece un guardián, todo ello muy desgastao lo que dificulta el análisis de las figuras. La puerta de entrada al interior, de casetones y entrepaños cubiertos de aspas que conforman rombos simétricos, tiene en el peinazo central, una minúscula figura antropomorfa que fácilmente puede pasar desapercibida.


Fuente: Paulino García. El horro de casa Basilio el Tercero.


Fuente: Paulino García. 



Fuente: Paulino García. "una minúscula figura antropomorfa..."



Fuente: Paulino García. "...lo que parece un guardián".



Fuente: Paulino García. "Apreciamos un ave..."



Horro de Les Moranes.


Este horro con fecha grabada de 1758 en una colondra lateral, encima de un vano de ventilación, fue traído a casa Lucia Les Moranes en la década de los años cuarenta del siglo pasao, procedente de Trasona a cambio de 22 mil pesetas, encargándose del traslado y montaje Luis de la Mata. Construido por Domingo Fernández Corugedo, maestro carpintero natural de Manzaneda, como así figura en el catastro del Marqués de la Ensenada. Corugedo probablemente fue el precursor del conocido como estilo Carreño, en horros y paneras. Dice de este horro la publicación Arquitectura Popular en Gozón del Club Apolo de San Jorge: "Conserva una cruz perfilada en tono rojizo y la inscripción (Año de 1758), sobre una de las ventanas de ventilación rectangulares con los ángulos mataos por segmentos de arco".


Fuente: Paulino García. Horro de les Moranes.



Fuente: Paulino García.


Fuente : Paulino García.




Panera Casa Norte.


La panera de casa Norte. De finales del siglo XVIII, tiene detalles decorativos en algunas colondras, de los primeros maestros del conocido como estilo Carreño. El más sobresaliente sin duda, es una custodia, motivo religioso que aparece asociado a las casas de importantes hidalgos cercanos a los clérigos de la comarca. Su estado de conservación es bueno. En la publicación Arquitectura Popular de Gozón del Club Apolo de San Jorge, hay un párrafo dedicao a ella que dice: "Una custodia con pie triangular, esbelto astil y gran sol se emplaza en el eje de simetría, tallada en el paño de la colondra que separa las dos puertas".


Fuente: Paulino García. Panera casa Norte.


Fuente: Paulino García.



Fuente : Paulino García"Una custodia con pie triangular..."



El horro de casa Miterio.


El horro de casa Miterio, recientemente   trasladado a Serín, constituía uno de los elementos patrimoniales más importantes de Antromero. Cronológicamente situado en la segunda mitad del siglo XVIII, posee una decoración muy similar a otros horros y paneras situados en el Bajo Nalón; sabemos de tres de ellos en Láneo (Salas) y uno más en Riberas de Pravia y Posada de Llanera . 


En el frente principal tiene una puerta con dos paños verticales tallados en forma de aspas, separados por un peinazo, y a su vez flanqueados por dos gabletes con florones ricamente tallados. En otro frente lateral, sin puerta, los gabletes figuran en solitario.



Fuente: Paulino García. El horro de casa Miterio.



Fuente: Paulino García."... y a su vez flanqueados
 por dos gabletes con florones ricamente tallados".


Fuente: Paulino García.



Fuente: Paulino García.



Panera de casa Falín de Menende.

 

Con fecha grabada de 1886, responde a la evolución tardía y degradada del estilo decorativo conocido como  Carreño.


En esa época, la irrupción de herramientas preindustriales y de clavos metálicos, cambió la forma y manera de construir, había más carpinteros, herreros y canteros que quizá formasen los primeros equipos o cuadrillas en conjunto. Ello desencadenó una visión diferente de trabajo, que no ayudó en nada a mantener las grandes obras artísticas reflejadas en docenas de paneras de los dos concejos de la comarca del Cabo Peñes.   



Fuente: Paulino García. Panera de casa Falín de Menende.



Fuente: Paulino García. "...estilo decorativo
conocido como Carreño".



La panera del Molín.


La panera del Molín, aunque está en territorio de Carreño, social y emocionalmente fue de Antromero, lo mismo que el Molínles inolvidables andeches y esfoyades que finalizaben en improvisades y maravilloses fiestes y los lavaderos. 


Esta panera quizá fue construida a principios del siglo XVIII, por un desconocido maestro carpintero y renovada una centuria después, dejando muestras decorativas del más importante maestro del estilo Carreño, llamado Manuel Antonio Junquera Huergo, gijonés de Tremañes, del que conocemos cerca del medio centenar de obras en el tercio centro/norte de Asturias. 


A destacar una cartela con su acostumbrada inscripción piadosa y un vano de ventilación al lao de un tetrasquel semi-calado, rodeado de motivos florales y un 4, probablemente la terminación de la fecha de 1704, año de la construcción. La decoración de la puerta es la típica de casetones, la acostumbrada del maestro Junquera.



Fuente: Paulino García. La panera del Molín.



Fuente: Paulino García.



Fuente: Paulino García.




Fuente: Paulino García.




Panera de casa La Piedra.


La panera de casa La Piedra (Carreño en Antromero). Construida por el mismo maestro que la del Molín: Manuel Antonio Junquera Huergo.


Tiene fecha grabada de 1806, bajo un vano de ventilación en uno de los dos laterales. Dos puertas de seis casetones tallados con figuras romboidales rematadas por pétalos, dan cuenta del estilo decorativo de este gran entallador gijonés, autor de varias de las mejores paneras decoradas de Asturias.



Fuente: Paulino García. La panera de casa La Piedra.



Fuente: Paulino García.



Fuente: Paulino García. "...tallados con figuras romboidales rematadas por pétalos..."


Fuente: Paulino García. "Año de 1806".




Panera de José la Granda.

   
Conocíla cuando yo no tenía interés y por lo tanto no la estudié. Se que algunes de les maderes más valioses decoradesterminaron en la cocina de alguna casa de Antromero, pero eso ye el pasado y ya no importa. Era la más vistosa, estilo Carreño, que había en el pueblo y fue construida a mediaos del siglo XIX por algún maestro gozoniego del que no conocemos su identidad al no dejar firma, pero sí dejó su sello personal en esta y alguna otra panera de Verdicio, Llaviana o Santolaya. 


Fotos de la panera de casa José la Granda, extraides del libro "Arquitectura Popular en Gozón", de primeros de este siglo.



Fuente: "Arquitectura Popular en Gozón".



Fuente: "Arquitectura Popular en Gozón".




El horro de Alfredo Menéndez, Rionda.


El horro de Alfredo Rionda, con fecha de 1839, fue derribado por un camión en el año 1974. Fue construido por el que conocemos como taller de Villarey. Este tiene hechas una relación de paneras en nuestro entorno: Panera de una casería en Vioño, con fecha de 1833; la de Genaro Rosalía del Regueral, fechada en 1848; la de casa José Evaristo en el Cabo (Prendes) de 1848, en casa el Ferrador en el Cellero (Logrezana) fechada en 1858; la de casa Javiela de Tabaza, sin fecha grabada. A estes piezes añadiríamos la del horro de casa Alfredo Rionda , fechao en 1839. 



Fuente: Benjamín Álvarez, Benxa. Dibujo elaborado por él mismo
sobre las tallas del horro de Alfredo Rionda (1971).



Fuente: Loli Serrano. El horro de Alfredo Rionda.


Autor: Paulino García Suarez.



Aquí finaliza el trabajo elaborado por nuestro vecino. Este texto enriquece sobremanera este capítulo y su altruista aportación formará parte de nuestro patrimonio local inmemorial. Con su conocimiento acotaremos a la neblina que acompaña al pasado, amenazando con desvanecer nuestra memoria.



Por nuestra parte añadiremos por la intrahistoria que lleva pareja, un hórreo que fue trasladado a Luanco. Los herederos de su propietaria, Manolina García la Ruxa, vendieron a Don Mario Piqueras Mori aquel bien mueble. El Diario de la Marina, con fecha de 21 de marzo de 1913, publicado en La Habana, detalla el siguiente suceso: "La victima se llamaba Manuela García Granda, la Ruxa, viuda, de 51 años de edad, vecina de Antromero. Su cadáver fue hallado el día 3 por un vecino de Bocines, el cual al pasar por el puente llamado de Cañedo, inmediato al matadero, vio el cuerpo de una mujer inerte... Manuel se apresuró avisar al Juzgado del macabro hallazgo...parece que la muerte violenta de la victima  fue producida por Juan Peláez Ovies, de 59 años, viudo y de dudosos antecedentes. Este sujeto debió de recibir en la tarde del crimen la vista de la Ruxa, a quien supuestamente le debía algún dinero, pues la victima se dedicaba a prestar cantidades a réditos. De lo que mediara entre los dos nada se sabe, aunque el presunto matador niega toda la participación en el crimen. Pero dos vecinos del concejo Pedro Fernández Ovies y Pedro Fernández Suarez, se han presentado al Juez Instructor, manifestando que casi fueron testigos del trágico suceso".



Es evidente que los herederos vendieron el patrimonio de la desventurada Manuela, y con ello se fue parte de nuestra historia a la parroquia vecina. Aprovechamos el excepcional testimonio de nuestra vecina María del Rosario Muñiz, quien aclara este entramado: "El hórreo de Mario Piqueras, era de mi bisabuela María García, la Ruxa. No había nacido mi padre (1922) cuando la asesinaron. Era viuda de Manuel Muñiz, nacido en la Gallega. El matrimonio vivía en el Alto del Monte y tenían un almacén donde guardaba las cosas que vendía, junto con el hórreo". Los flecos deshilachados de la noticia recogida en El Diario de la Marina, toman forma gracias a nuestra declarante: "Cuando la mataron , mi abuelo tenía el astillero en una zona más allá del Dique, la llamaban la Cuesta la Ruxa. Y Mario Piqueras una vez que volvió de Inglaterra estaba mucho en aquel astillero. Quizás había algo de parentesco". Respecto a aquella venta, expone una sospecha:" La victima tenia dos varones: uno mi abuelo y otro que se había ido para Cuba y no estaba aquí en aquel momento. Además tenía cuatro hembras. No puedo asegurar quien vendió el hórreo. Sé que alguna hija heredó el libro de deudas de aquel negocio, que era mucho dinero. Pero los deudores lo negaron, nunca quisieron pagar nada".




Nuestra declarante; María del Rosario Muñiz y su esposo, Jorge Granda.


A fecha de hoy está aquella edificación perfectamente localizada. Tal lo expone nuestra declarante: "El hórreo está en cerca de la gasolinera de la salida de Luanco. Volvió a la familia, pues es de una biznieta de la Ruxa. Se trata de Raquel García Muñiz y de Ramón García, al que llaman Ramón el de Palmira Pinón ".



La vida genera giros inesperados, sus caminos van y vienen, enlazando o alejando proyectos e ilusiones. A veces esa misma vida, te da una segunda oportunidad en recuperar cosas que habían formado parte de tú existencia. 



Nuevamente Paulino García Suarez, nos socorre con unas imágenes del año 2022, de esta edificación que formó parte de nuestro patrimonio hasta hace unas décadas.



Fuente: Paulino García. detalle del  horro de la Ruxa, en la actualidad.



Fuente: Paulino García. Detalle de la puerta 
del horro de la Ruxa.
            

       

Dibujo de Benjamín Álvarez, Benxa. En el se aclara 
la construcción del hórreo en fecha de 1757. Comprueben
la fidelidad del dibujo con la foto de Paulino.


        
            

Conclusiones.


Tras todo lo expuesto, resulta una evidencia indiscutible, que este tipo de construcciones están en crisis. La razón más importante está en el paso de la economía autárquica y de subsistencia  a otra de mercado. Ya no es necesario el almacenamiento para luchar por una dura subsistencia, ahora se produce para la venta.


Otro de los motivos, ha sido aducido acertadamente por Emilio Posada, quien esgrime el gran coste que representa mantener y conservar estas centenarias edificaciones.


En lo que respecta a aquellos que ya peinamos canas, nos queda el recuerdo de una plenitud, de un uso ya casi  olvidado. Gracias a la labor de recuperación y estudio de gente como Paulino García permanecerán para siempre con nosotros aquellas edificaciones que aliviaron una parte de la dura faena agrícola. Aunque físicamente ya no existan.



"Horros d'Asturies,

símbolos ancestrales, 

cachivaches inútiles,

qu' acoroña l'olvidu".

                 Xabiero Cayarga.
            
 





No hay comentarios:

Publicar un comentario

los comentarios son libres y todos serán públicos

Capítulo 85. Coses y casos de cases. Casa Norte. Parte III.

Casa Norte, actualmente.  Capítulo 85. Coses y casos  de cases. Parte III. Casa Norte.