Capítulo 85. Coses y casos de cases. Casa Norte. Parte III.









Casa Norte.




 Capítulo 85.


Coses y casos de cases.

Parte III.


Casa Norte.


"Adoro los misterios.

 Hay partes que parecen no encajar,

pero al final lo hacen y 

todo cobra sentido".

Kristen Wiig.


Regresemos, una vez más, al pasado. Maldigamos a la memoria que nos desasosiega, sintamos los cantos de guerra que surgen entre los escombros del abandono y tratemos de recuperar una historia, que ya es de todos. Viajemos ausentes del lastre que maniata el equipaje, al pasado que nos esquiva.


En los testimonios documentales, pertenecientes a la colección diplomática del monasterio de San Vicente, de Oviedo (actualmente alberga el Museo Arqueológico de Asturias), se documenta con fecha de 13 de noviembre de 1331, el arriendo a un habitante de Antromero, llamado Joseph Pérez, hijo de Juan de Condres, las propiedades que el abad del monasterio poseía en toda la parroquia. Entre sus posesiones, documentaba "...tres cabannas e dos orrios en Entremerio, todo techado de palla..., quatro bués e quatro vacas e dolce reciellos..." (1). La evidencia es abrumadora: un pequeño pueblo sin más pretensiones que sobrevivir.


Entonces, Antromero, sujeto al yugo del abad de San Vicente, tenía un puñado de cabañas y escasos habitantes. Más de quinientos años después, esto es, en 1858, se edita el "Nomenclator de los pueblos de España", de la Comisión de Estadística General del Reino, quien  documenta un censo de 220 habitantes y precisa la existencia de 45 casas. Una década después,  en el padrón de 1867, se registran 221 habitantes y 45 viviendas, esto es, un crecimiento vegetativo de la población casi nulo. Datos estos, corroborados anteriormente, en los textos editados en la magnífica  obra "Geografía General de España", de Muñoz y Romero y editada en 1862: "Antromero tiene 220 habitantes". Ya en el siglo XX, en 1910, en la "Enciclopedia Universal Ilustrada Europea-Americana", certifica la existencia de 286 habitantes y 84 edificios. Edificios, que sospechamos, incluyen cuadras y hórreos.


Estos datos nos confirman  teorías y elucubraciones, expuestas en el anterior capítulo. El incremento poblacional  en algo más de un cuarto de siglo, es de un 30% y su semilla podemos hallarla  en las hermanas de casa La Granda o El Catalán. Analizando toda esta exposición y con respecto  al desarrollo del pueblo, durante este periodo de tiempo ( siglo XIX y primera mitad del XX), hubo una casa que sobresalía por encima del resto, con un poder económico sin par: Casa Norte. 



Fuente: Google Earth. Vista aérea.
La flecha señaliza la Casa Norte.


Una casa, sobre la que las leyendas mitificadas pulularon en el sentir popular. Especulaciones sobre su riqueza, procedente de allende de los mares, transmitidas oralmente durante generaciones y generaciones, tal y como se encargaba Rosario La Salada de recordar: " De Cuba, fai muchos años, vino un paisano, cargáo de oro y fizo Casa Norte. Fue la primera casa de Antromero. De eso, ¿Quién sabe cuando paso?". Apuntillando aquella transacción comercial: "Aquel paisano con diez mil reales, compró casi todo el pueblo"


La tradición oral, a todas luces enriquecedora, en este caso no se ajusta a la realidad. La isla de Cuba, (inicialmente llamada Juana (2) por su descubridor) fue pisada por Cristóbal Colón, un domingo, el 28 de octubre de 1492 y entonces este pueblo ya tenía tras si una fecunda historia económica-social. Rosario, probablemente, pudiera referirse a la primera construcción de una vivienda, tal y como la entendemos en la actualidad, no una cabaña o cuadra, construcciones míseras, habituales hasta entonces.


Nuestra declarante Rosario La Salada (1901), detalla, para satisfacción de los lectores, como eran las viviendas en su juventud: " Antromero tenía unes poques cases. Habría sobre trenta y la cuadra y la casa donde taba la xente taben pegades. Les paredes taben feches de yerba seca y barro. La xente sentábase en les riestres del maíz, donde era la cocina. Había mucha pobreza y la casa de verdá  de Antromero, era la de Casa Norte".


Esta noble vivienda, siempre ofreció un halo de misterio e una  imagen de poderío económico innegable. Los detalles aportados por Lucía Les Moranes, no hacen otra cosa que certificar estas populares sensaciones: " La Casa Norte, siempre fue la mejor de Antromero. Una casa cojonuda, con cuadra, panera y llagar. Teníen un comedor muy guapo, tremendo". Planteando una pregunta reveladora de un estatus único: "Entonces, ¿Quién tenía un comedor?. El que tenía ya una cocina, ¡era rico!". El paso de los años y la nula inversión marca  una fecha en el horizonte, que manifiesta una decadencia imparable y un punto de inflexión : " Al morir, Manuel, la cosa cambió. Pa esa casa todo fue a peor y el llagar cayó más tarde por no atendelo".



Fuente: Archivos Casa Norte. El comedor de Casa Norte.


Restos de antiguas edificaciones, en Casa Norte.


Los testimonios acerca de  aquella instalación civil, con toda probabilidad, la más vieja que se conserva en pie en el pueblo, corroboran exposiciones anteriores. Laudina Artime: " La planta de abajo, estaba toda rehabilitada. Para subir a la planta de arriba, había que subir unes escaleres de madera y llegabes, directamente a la sala. Todo el suelo de madera y en una pared, el retrato de Manuel (último gran propietario)". Lo cierto, es que hemos sido testigos en la primera década del siglo de esta descripción, con la amable invitación de una de sus herederas, Estelina. En breve visita, pudimos comprobar una respetuosa rehabilitación, de la parte inferior de la vivienda, incluida su cocina, en el fondo de aquella. En cambio, en la planta superior, se mantenía como hace mucho tiempo atrás. Un viaje al pasado en toda regla. Vetustas maderas vestían sus suelos, pisados por ascendientes de los que ya jamás tendremos noticias. Robustos muebles, elaborados con un arte ya hace tiempo desestimado, desgastados en sus aristas por el paso de cientos de paños, de limpiezas domésticas obligadas. Y en una de aquellas paredes, el retrato de Manuel García Suarez (1872), el último "gran dueño", de tamaño considerable, en actitud vigilante, desaprobando con toda probabilidad  la presencia de aquellos intrusos en su propiedad. La experiencia de un viaje a un pasado impreciso, impagable.




Fuente: Archivos Casa Norte. Retrato de Manuel 
García Norte.



De aquella visita, aun mantenemos viva la imagen de un pequeño habitáculo, en el que se amontonaban sin orden ni concierto papeles, documentos y legajos, desprendiendo un olor a antigüedad. Nuestra anfitriona, metió a libre albedrío su mano en ellos, y sacó una nota escrita a mano, fechada a finales de siglo XIX, en la que se notificaba a Manuel García Norte una sanción de dos pesetas, por incumplir las ordenanzas municipales al haber cruzado la villa de Luanco a excesiva velocidad a lomos de un caballo. ¡Cuanta información pudiera albergar aquel tesoro en papel, amenazado por envejecimientos acelerados y roedores insaciables!. Fueron en cualquier caso, minutos de placer, acompañados por la angustia de predecir el final de unos documentos privados, de gran interés público. Una gran parte de la cronología de la familia Norte y de Antromero reposaban amontonados, esperando, estimábamos entonces,  un final poco gratificante.



Fuente: Archivos Casa Norte. Multa emitida con fecha de 8
de septiembre se 1888, siendo alcalde Mariano Suárez Pola, 
a Manuel García Norte, por incumplir las ordenanzas municipales
en materia de conducción (de caballos).


Para fortuna de todos, especialmente del registro de nuestra historia, nuestras anteriores predicciones, no se ajustaron a la realidad y aquellos manuscritos fueron custodiados y archivados por la propia familia, siendo hoy su albacea uno de los últimos copropietarios de Casa Norte. La fortuna y predisposición de este último, nos ha facilitado corrección de errores y ampliación de conocimiento de la historia de Antromero.





(1). Por los documentos históricos datados, no todo el pueblo, ni la parroquia eran propiedad del Monasterio de San Vicente. En 1058, el hijo del rey Sancho I de León (956-966), Oveo Sánchez, vende a este monasterio una posesión que se encuentra en "Uocitatam Luanco" y cuyos lindes geográficos son: " Nozines Fauares, Sancti Martini (de Bocines)", a cambio de un caballo bayo enjaezado. Registra esta tasación el presbítero Ramiro, siendo testigo Pelayo Ouequiz. Algunos nobles, disponían de heredades en propiedad.

(2). Cristóbal Colón, parece ser que llamó inicialmente a la isla de Cuba, Juana, en honor a Juana "La Loca", hija de sus benefactores, los Reyes Católicos. 




La panera de Casa Norte.



"Facen pe les xuntures ensambláu

les colondres, embelgos y los gayos,

co les trabes que paecen espantayos,

puestu na basamenta y afianzáu...".

Alfonso Camín.


Hasta no hace tanto tiempo, no había casa o casería con ciertos recursos que no dispusiera de un almacén, en forma de hórreo a panera. Por supuesto, la edificación más vetusta del pueblo y con más riqueza cuantificada en bienes muebles e inmuebles, no se quedaría a la zaga.



Estado actual de la panera.


Pese a que en anteriores capítulos, tratamos con cierto detalle de este tipo de levantamientos, contando para ello con la impagable colaboración  de Paulino García, nos sentimos obligados a recuperar en estos textos su trabajo :


"La panera de casa Norte. De finales del siglo XVIII, tiene detalles decorativos en algunas colondras, de los primeros maestros del conocido como estilo Carreño. El más sobresaliente sin duda, es una custodia, motivo religioso que aparece asociado a las casas de importantes hidalgos cercanos a los clérigos de la comarca. Su estado de conservación es bueno. En la publicación Arquitectura Popular de Gozón del Club Apolo de San Jorge, hay un párrafo dedicáo a ella que dice: "Una custodia con pie triangular, esbelto astil y gran sol se emplaza en el eje de simetría, tallada en el paño de la colondra que separa las dos puertas".


Fuente: Paulino García. Panera Casa Norte.


Fuente: Paulino García.



Fuente : Paulino García
"Una custodia con pie triangular..."


Paulino García Suarez.






Medir la riqueza de antes.




"Dos linajes solos hay en el mundo,
como decía una agüela mía,
que son el tener y el no tener".

Miguel de Cervantes.





Todas las enciclopedias de economía definen a la riqueza como "el conjunto de bienes, derechos y obligaciones de una persona física o jurídica, privada o pública". Traducida este definición a un lenguaje más coloquial, podríamos decir que es el patrimonio, lo que realmente se tiene. 


El saber popular, una vez más, da muestras de pragmatismo, en dichos y refranes. El conocido "les perres (dinero), llamen a más perres" , evidencia una realidad incuestionable: la riqueza produce renta y esta renta genera más riqueza. La fortuna se puede conseguir, lícita o ilícitamente, por herencia o por acumulación de capital.


Hace años, en los pueblos, el patrimonio se medía en función de determinados parámetros: el número de cabezas de ganado, las tierras en propiedad, los criados y algo mucho más tangible que era el dinero. Socialmente, el valor e importancia de una persona se estimaba por la capacidad para generar esa fortuna tan deseada.

Nada mejor que la experiencia y el conocimiento para determinar el criterio con que antaño, se evaluaba para hacer una valoración de la riqueza de una casería. Contamos para ello con  la memoria de Arturo Artime y de las pragmáticas exposiciones de su abuelo, Marcelo Lluisa : " Mi güelo, hacía una estimación en función del número de animales que tenía la casería, también del terreno que debía de tener y del número de miembros de la familia que podía alimentar". Las proporciones no dejan lugar a dudas: "Por cada animal adulto (vacas, bueyes), tenían que disponer de 8 díes de gües (3) de terreno y por cada vaca en la cuadra, podían vivir dos personas".  Siguiendo estas pautas, marcadas por el conocimiento y experiencia de Marcelo, su nieto llega a una lógica deducción, que pone en valor algunas de las caserías de la primera mitad del pasado siglo: " Lo normal de aquella, antes de la llegada de los abonos químicos y maquinaria, era tener 6 vacas. Con este número, podrían alimentarse 12 personas en casa y , para ello, deberían de tener al menos 48 díes de gües para producir alimento pal ganáo". Aunque, llegados a cierto punto, la cosa se extendía: " Una casería normal de aquella época, era la que tenía 6 vacas, la de 8 se salía de lo normal y solía tener un criáo. La que tenía 10 vacas era sobresaliente y solía tener criáo y criada". La relación de las caserías del pueblo, con este estatus, sin que prevalezca un orden específico eran la de Casa Norte,  José de Menende, Posada, El Chato y José La Granda. Pero muy especialmente, y por encima del resto, aquella primera.


Respecto a la propiedad, la cosa cambiaba ostensiblemente y era un indicativo más del poderío de la casería: "La casería era propia, si el terreno y la casa era de ellos, pero podían ser "caseros", que era cuando la propiedad tenía un amo diferente y se le pagaba una renta". Y, en este sentido, no había lugar a incertidumbre: " Mi güelo no tenía dudas. Siempre dijo que la más potente de Antromero era la Casa Norte, que a parte de tener mucho ganado, tenía terreno alquilado a otras caserías y casas". Precisando algún dato vivido en primera persona, por el propio Marcelo: " En la casa donde nació mi güelo, tenían terreno alquilado que era de los de Norte, y que después compraron. Y, años después, hizo Marcelo la casa".


La propiedad, los alquileres, triquiñuelas y picardías, han ido parejas y de la mano históricamente. La naturaleza humana y sus debilidades, en forma de desvergüenza, se manifiesta sin que sea necesaria convocarla. Rescatemos del pasado, alguna de estas, vinculada a la Casa Norte: " Una de las fincas de esta casería, alquilada en la parroquia , estaba a nombre de un paisano de El Regueral, que atendía cómo Jenaro González. La finca, tendría una hectárea que en la parte superior contaba con una zona pendiente de unos 2000 o 3000 metros, y que el arrendatario tenía abandonada. En una de las caseríes de Condres, vieron una oportunidad para llevar esa parte del terreno improductivo, negociando con Jenaro su explotación.

Llegaron a un acuerdo y en el mismo, se acordó que los interesados cultivaran ese terreno durante 5 años para semar patates, y al cabo de los mismos, entregar a Jenaro la finca limpia. El acuerdo satisfizo a ambas partes. Pero, vencido  el tiempo, los nuevos llevadores se acercaron a Casa Norte, acusando a Jenaro de estar "sobrearrendando", aquella finca que no era de su propiedad".

La respuesta de la propiedad, no se dejó esperar. Dieron a los denunciantes esa parte de la finca con la renta correspondiente. En cambio, a Jenaro, le dejaron llevar la otra parte, pero pagando el alquiler del total de la finca". La moraleja de esta historia, se basa en la importancia de la casería con  poder en una época de estrecheces, sus abusos y acompañada por la malicia que algunos destilan.


Todas las medidas para ponderar esta riqueza rural, expuestas con anterioridad por Arturo, son reconocidas y cuantificadas en su máxima expresión en esta casería de Casa Norte. 



Fuente: Arturo Artime. Joaquina Llorienzo, Marcelo Lluisa
y Arturo. Este último,  la voz y memoria de un prodigio
de conocimiento, tal  fue su abuelo, Marcelo. (2001).





(3). Medida de superficie, empleada en las zonas rurales. Se entendía como la cantidad de terreno que una pareja de bueyes podían arar en un día. Aunque, dependiendo de los lugares, hay varías medidas, hoy se tiene como medida normalizada los 1250 metros cuadrados.



Casa Norte, una casa rica.


" ... quiere entregarnos,
porque la Historia ha empezado explosivamente
al tiempo futuro.
en colores o en blanco y negro".

Günter Grass. " El Rodaballo".


La Casa Norte, se asienta en la parte sudoeste de Antromero. Hasta no hace mucho tiempo era la última vivienda de este núcleo de población, en dirección a Condres. Lugar privilegiado, su estudiada ubicación le permite estar protegida de los temidos temporales procedentes de la mar, pese a su altitud. El tupido cierre natural, orientado al norte, compuesto casi en su totalidad por laurel (4) (laurus nobilis), facilita aquellas intenciones.

Para los desconocedores de su ubicación, se llega a esta propiedad siguiendo la ruta en dirección a la aldea de Condres, por la caleya que une esta y Antromero. Camino, que se inicia en nuestro pueblo, bien en el El Cañaveral o La Flor y que sobrepasada la Casa Arenes (en el punto de mayor altitud del trayecto), se toma un desvío a la izquierda, llegando a la puerta principal del caserón.


Caleya de acceso a Casa Norte.




En la mitad del siglo XVIII, esto es, en  1753  el 80% de la población gozoniega vivía en la zona rural, y los propietarios de las tierras que trabajaban y no poseían estaban en casi su totalidad en manos del Colegio de San Vicente de Oviedo, la familia del Conde de Peñalba y de La Pola (5). Medio siglo después, aparecerán nuevos titulares de heredades, con las decisiones que el gobierno central, en manos de liberales, van aplicar.


Con las desamortizaciones (6), iniciadas en España a finales del siglo XVII y prolongadas hasta mitad del siglo XIX,  se cambia el dueño de las tierras, y como efecto secundario, en la mayor parte de los casos, una multiplicación de los problemas para  los caseros "llevadores".  Los nuevos propietarios, exigirán revisiones de antiguas rentas y nuevas condiciones. Nuevos tiempos y ninguna indulgencia para los más desfavorecidos. Decretos estatales que favorecieron a ricos, facilitándoles la posibilidad de adquirir propiedades, en muchas ocasiones, a precio de saldo y en el mismo lote, mano de obra empobrecida y necesitada.


Aquella  reforma agraria, iniciada en nombre del progreso, va a tener como su mayor postulado la expropiación y posterior venta de terreno e inmuebles en manos de la nobleza, la Iglesia e instituciones religiosas y también de los ayuntamientos y municipios. En este último caso, terrenos usados y empleados, en algunos casos, desde la Reconquista por los vecinos, pasan a manos de nuevos dueños, especuladores y rentistas. Montes de utilidad pública que durante siglos abastecieron a vecinos de pasto para animales, leña para el llar y estro pa facer la cama en la cuadra.


Entonces, cabe una pregunta: ¿Hubo en estas heredades hasta el siglo XIX, tierras de disfrute y uso vecinal?. La interrogante, de difícil respuesta, confirma sospechas fundadas en que fueron privatizadas durante estos periodos históricos, pertenecientes a las desamortizaciones. Sin caer en la tentación de exponer teoría alguna, elevemos esta exposición, que hoy por hoy, y con la documentación disponible, no tiene respuesta.


Regresemos a esta familia, con el documento censal  más antiguo disponible. En el padrón de 1867, la unidad familiar de esta casa, está formada por ocho miembros (aun no había nacido, el  gran propietario del siglo XX -Manuel- y tenían tres sirvientes: Pedro González Llanos (1813), nacido en Santolaya, Antonia Fernández (1815) y el joven Manuel Moré (1851), estos últimos, nacidos en la parroquia de Bocines. Avanzado el anterior siglo, se puede comprobar el ocaso de una saga. Cincuenta y siete años después, en el padrón de 1924, figuran ya censados Manuel García Suárez (1872), su hermana Josefa (1860), quien estuviera casada con José Manuel Suárez, fallecido en 1899. El matrimonio tendría una hija, Benigna Suarez García Norte, quien no aparece en registro censal al estar ya casada con Manuel Orbegozo, y vivir en Candás. Y en calidad de sirviente, Basilio Gutiérrez, El Tercero (1898).

Basilio El Tercero, llegó en la primera década del pasado siglo, desde su Vioño natal a Antromero. La primera peripecia laboral en el pueblo, estuvo sujeta a Casa Norte, desarrollando las labores de criáo: "Mi padre era labrador, era de Vioño y tenía una casa muy grande y muy rica. Se jugó la casa pa marchar a México con un hermano. Salió desde Avilés y nos abandonó. Cuando llegó a México, nos mandó una carta con una foto, pidiéndonos dinero". Recuerdos, que no se desvanecen, pese al tiempo transcurrido: " En aquella casa teníamos de todo, éramos ocho personas. Ahora es de los Mori, de Luanco, pero antes fue del Conde de Peñalba". La casa  que menta nuestro declarante, es la llamada Arispol (7).


Aunque, su gran recuerdo, una vez pisado por primera vez estos lares, está vinculado a un cultivo, que fue base de la alimentación de nuestros ancestros, antes de la llegada de la patata: " Lo que más me acuerdo de cuando llegué a Antromero y a Casa Norte fue los montones de castañes que había. Les magostades que se facíen al oscurecer con un farol pa alumbrar y una foguera". Declaración que, aunque no sorprenda, si puede resultar curiosa. Antromero, ha perdido en los últimos siglos su riqueza arbórea de forma paulatina. Topónimos que han desorientado la justificación y origen de los mismos, así lo demuestra el caso de La Viesca/Biesca = Bosque. Todo puede apuntar, que aquel recuerdo de Basilio, se ajuste a un pago en especies de alguna renta o deuda contraída con la Casa Norte. También no debemos olvidar sus propiedades, algunas en forma de montes, que bien pudieran producir aquel excedente de aquellos frutos, tal y como lo detalla Arturo Artime: "Tenían una finca muy grande en El Rellario, que ahora es prao, y que llamaban el Castañeo de Norte (8)".



Fuente: Rafael Gutiérrez. María El Tercero y Basilio Gutiérrez. 
Imagen del matrimonio, pocos años después de dejar aquel, las
labores en Casa Norte.


Tras su peripecia laboral con esta familia, cumplió con la llamada del servicio militar: " De Casa Norte, llamáronme pa facer la mili y tocome marchar pa África". Basilio vive en aquellas tierras, los últimos rescoldos de la guerra del Rif: " Taba todo lleno de alambres con pinchos, pa que los moros no pasaren. Viajamos en tren de carbón hasta Cádiz, y después en un barco que se llamaba "Delfín". Algunos recuerdos se fijan en la eternidad: " De todos los que fuimos pa África de Gozón, solo volví yo. Unos murieron y otros quedaron allí pa siempre".


No sería el último, ni único en el pueblo en desarrollar estos trabajo de apoyo en la casería, como detalla  Manolo Robés (1933): " Trabaye en Casa Norte, de guaje. Era, entonces, la casa más rica del pueblo. Teníen de todo: terrenos, ganáo, montes, criáos y la mejor casa del pueblo. Era toda una riqueza". Basilio refuerza este análisis: " Era la casa más rica que había. Aquello facía fumo: criáos, tierres, montes y de todo". Uno de los barómetros de la influencia y poder social de esta familia se exhibía con números y presencia de la gente, cuando a esta se la requería: " En les andeches, venía medio pueblo a trabayar a Casa Norte. No pasaben lista, pero era mejor que te vieran ".


En esta línea narrativa, recopilamos otros testimonios, que confirman un estatus social envidiable. Así, Lucía Les Moranes, testimonia: "Les mejores caseríes cuando yo era joven, eren la de Casa Norte y Casa Posada. Teníen criáos pa trabayar. Yo dormí allí muches veces  y teníen una habitación grande con cuatro cames. Allí dormíamos todos, 8 o 9". Amparo Julián, precisa algunos nombres: " Teníen muyeres que limpiaben la casa y facíen la comida. Conocí a dos: Telvina (1914) y María". Su hija, Laudina, amplía todo aquel poderío: " Mirases pa donde mirases, siempre había propiedades de Casa Norte, repartides por todo el pueblo: tierres, praos, montes con madera". 



Fuente: Archivos Casa Norte. Fachada principal de la casa 
solariega, con gente asomada en las ventanas de la planta superior
y el comedor, en fecha imprecisa.


La tradición oral, enseguida se encargó de transmitir aquella riqueza de bienes inmuebles: " Podíen pasar de un concejo a otro sin pisar más terreno que el de ellos. De Luanco a Candás, a caballo o andando, solo pisando lo suyo".


Aquel poder económico, facilitó una nueva actividad que proporcionó a la familia pingües beneficios: " Teníen perres y ficieron munches más, prestándoles a la gente. La gente iba  pedir un préstamo pa comprar coses y si no podíen pagar lo último, ganaben un prao o una tierra". No serían los únicos que en la parroquia desarrollaron aquellos quehaceres de prestamistas. En algunas ocasiones, los impagos se compensaban no sólo con la pérdida de la propiedad que avalaba aquel crédito (los bancos se han sumado a esas antiguas prácticas) sino también con cláusulas abusivas, que rozaban la esclavitud. Hemos sido lectores de un documento de posguerra, desgraciadamente desaparecido, de un préstamo de 5000 pesetas, en la que se detallaba el prestamista, el prestatario, el objeto de cesión del dinero, que no era otra, que la compra de una finca en La Ería. El incumplimiento de los pagos, repercutiría en la entrega de la propiedad al fiador y que una de las hijas del deudor, trabajara al servicio del primero gratis y durante un tiempo, en función del importe impagado. ¡Cuantos campesinos quedaron convertidos en siervos, víctimas de aquellas prácticas usureras!. 


Sabedores de este poderío, era transmitido en sus actuaciones inversoras: " Mientras vivió Manuel, nunca se vendió nada de lo que teníen. Siempre aumentaben les tierres. ¿Pa que iben a vender nada? Si casi todo era de ellos". A la muerte del hacendado, las cosas cambiarán.


Aquel histórico poder social, se manifestaba con hechos tangibles, y sobre todo muy visibles. En la creencia popular, siempre se consideró que los enterramientos cerca de la iglesia y próximos a  los venerados santos, facilitaba un mejor acceso al cielo cristiano. Históricamente, fue práctica habitual este tipo de inhumaciones, que la Iglesia trató de limitar en el Concilio de Braga (563 d. C.) y que el Concilio Vaticano II erradicó finalmente (1959). Las progresivas prohibiciones, no hicieron otra cosa que desarrollar el ingenio de las clases pudientes, para mantener esa "cercanía salvadora", haciendo sepulturas en las paredes exteriores de los edificios religiosos, con el beneplácito de los ministros de la iglesia. Así, en Bocines, entre alguna otra, está la lápida con los restos de José García Norte y de su esposa, Antonia Suárez, en uno de los laterales de la iglesia, " a la altura o incluso debajo de la escalera que sube a la tribuna ". El poder e influjo socio-económico  habido en aquella familia, se demostraba, una vez más,  con hechos.



Fuente: Arturo Artime. Lápida de José
García Norte y su esposa, Antonia Suárez.




(4). La plantación del laurel al lado de las casas, y en algunas ocasiones, como es el caso, recreando un vistoso cierre, no es casual. Creencias en torno a este arbusto vinculadas a la seguridad ante tormentas y la buena suerte justifican su presencia.

(5). Datos proporcionados por Lucía Fandos Rodríguez.

(6). Las desamortizaciones, siendo la primera y más  conocida la de Godoy, en 1798, fueron un proceso que el Estado, en manos liberales, expropiaron y vendieron propiedades en manos de instituciones religiosos, nobles y municipios, para su posterior venta.

(7). El término Arispol, según Ignacio Pando, significa lugar consagrado al dios Apolo. La investigadora local Erika Álvarez, corrobora los datos ofrecidos por Basilio: " Era una buena casería, que pasó a manos de los Mori. Los últimos habitantes de esa casa, murieron hace unos diez años".

(8). La finca que hace mención Arturo, la ubica del modo que sigue: " Está en un cruce de caminos que hay en el Rellario. Tiene una caseta junto a su entrada y llega hasta el deposito del agua de la Bayuerga".







Un nombre que vino de afuera.



"El hombre construye su destino

con cada acción y pensamiento".

Anónimo.


Todas las conexiones, que pueden revertir en coincidencias, están tejidas con actuaciones, intencionadas o no, que van a dar forma final a nuestras vidas. Pocas cosas, en la actuación humana pueden ser catalogadas de casuales. Algunas de estas, han estado y están minuciosamente planteadas para conseguir determinados objetivos.


El apelativo de Norte, tiene un recorrido de algo más de siglo y medio. La primera constancia oficial y en documento público del mismo data de 1867. Entonces, se registra en el padrón de ese año, los habitantes de la casa, y entre ellos el matrimonio compuesto por José García Norte, nacido en Perlora en 1818 y Antonia Suarez  Mori (1831). Matrimonio, formalizado una docena de años antes de la elaboración de aquel censo.


José García Norte, fallecerá  en torno a 1882, cuando contaba en torno a los 74 años. Mientras su esposa, Antonia lo hará veinte años después, en 1902. con 71 años. De este matrimonio nacerán ocho hijos: Benigno, Josefa, Manuel, Laureano, Benito, Casimira, Concepción y Secundina.



Lo cierto, es que el objetivo de José García Norte, fue el inmortalizar su segundo apellido, tal lo atestigua aquel antiguo registro. En él, se documenta los cuatro hijos entonces existentes en el matrimonio, desplazando el primer apellido de la madre, con García Norte, sin más. Aunque oficialmente, tal y como hemos podido comprobar, en posteriores documentos oficiales, se convertiría con el paso del tiempo en apellido compuesto, esto es, García-Norte, confirmando el objetivo del patriarca.


El primer documento censal del concejo y en lo concerniente a Casa Norte,  fue elaborado por el propio José, un 14 de diciembre de 1867, tal y como se constata en su nítida y elegante rúbrica. Lo que demuestra, dada la calidad de su caligrafía, una formación privilegiada, en unos tiempos muy duros para la cultura y aprendizaje.




Fuente: Geli Artime. Registro censal de Casa Norte,
en el año 1867. Elaborado con minuciosa caligrafía,
por José García Norte, tercero en la lista.



Por todo ello, estamos seguros de que el apelativo de esta casa, se inicia con la aparición en aquella familia de este hombre, quien porfió para que su apellido, Norte, no quedara en el olvido. Apellido, que en este siglo XIX, está registrado en algunas parroquias circundantes y que en este caso, procede del vecino concejo de Carreño.





Una demostración oficial de poderío económico.



"La riqueza es equiparable a beber

agua del mar, siempre te dará más sed."

Popular.



En el convulso siglo XIX, alimentada su inestabilidad socio-política por las estrecheces y necesidades del grueso de la población, sobresalían por encima de todos, tal y como ocurrió a lo largo de la historia aquellas personas con cierta capacidad económica o patrimonial. La crisis política marcaba el día a día de los sufridos súbditos, y tanto moderados como progresistas poco o nada hicieron para evitar las discriminaciones que en materia electoral entonces  primaban. Tan solo tenían derecho a voto aquellos ciudadanos con un determinado rango económico, edad de al menos 25 años y por supuesto respetando la exclusividad de género. Las mujeres tardarían varias décadas en poder ejercer este derecho.


El 18 de julio de 1865, se aprueba una nueva ley electoral, siendo presidente de gobierno el moderado Cánovas del Castillo. Esta será la última reforma que en este ámbito se aplicará durante el reinado de Isabel II. El Título III, en su artículo 15, manifiesta una vez más, el espíritu restrictivo ante el derecho a voto:  " Tendrá derecho a ser inscrito como elector en las listas del censo electoral de la sección de su respectivo domicilio todo español de edad de veinticinco años cumplidos que sea contribuyente, dentro o fuera de la misma sección, por la cuota mínima para el Tesoro de 20 escudos anuales (9) por contribución industrial  o por subsidio industrial. Para adquirir el derecho electoral, ha de pagarse la contribución territorial con un año de antelación, y el subsidio industrial con dos años".


José García Norte, cabeza de familia de esta insigne clan, cumplía con sobrada suficiencia la imposición legal de 20 escudos  anuales a favor del Tesoro Público. Concepto este por la contribución de tenencia de bienes. Nuestro protagonista, formará parte de aquel 2.65% de la población , que tenía derecho a voto.


El Boletín de la Provincia, con fecha de 6 de diciembre de 1865 (Núm. 191), referencia en listado los votantes el día 3 de ese mes, para el nombramiento de diputados a Cortes. Así, en la sección de Avilés, figuran un total de 117 electores, y José García Norte se relaciona en el puesto 90. La evidencia, amparada en ley electoral, demuestra la vinculación de la familia a las poderosas clases propietarias.



Encuadrado, en el listado del Boletín de la Provincia, de 6 de diciembre
de 1865,  José García Norte. Uno de los pocos que pudo ejercer
el restringido derecho a voto en el concejo de Gozón.




(9). En aquellas fechas, en España, convivían casi 100 tipos de monedas de diferentes acuñaciones. Esta heterogénea distribución complicaba mucho la vida a los ciudadanos, dificultando transacciones y compras. Entonces, en 1865, el pago de la jornada diaria de un obrero en la industria giraba en torno a las 2,5 pesetas.









 Foros.


"Tanto tienes, tanto vales."

Popular.


Entre la numerosa documentación histórica de Casa Norte, cedida gentilmente por Sergio García, figuran varios registros de los entonces denominados "Foros". La duda surge en torno a este convenio, recogido en el derecho consuetudinario asturiano. ¿Qué es el Foro?.


Se trata del pago del alquiler que un campesino formalizaba a un propietario, por el uso y disfrute de unas tierras. Pudiera parecer a simple vista el abono de una renta, sin más. Pero para su formalización exige de unos requerimientos más  complejos que aquella, constituyendo una gestión del patrimonio inmobiliario a largo plazo.


Históricamente, el "Foro", fue una figura jurídica empleada especialmente en los territorios gallegos y asturianos, desde la Edad Media y hoy totalmente desaparecida. Su origen se remonta al periodo de la Reconquista, buscando el objetivo de repoblar los territorios recuperados a los árabes, facilitando  su poblamiento. Por ello, aquellos que accedían a este tipo de compromiso legal disfrutaban de largos periodos de tiempo de la explotación de los terrenos formalizados en contrato. Es por tanto evidente que a diferencia de cualquier renta, los "aforados" tenían una serie de ventajas, respecto a los colonos comunes, tal era la sucesión de padres a hijos de este acuerdo, respetando siempre lo convenido. Era lo que se llamaba "renta para una o varias vidas". También, era habitual que se contemplara la posibilidad que durante unos días al año el colono debiera estar a disposición a colaborar con su trabajo lo que dispusiera el propietario de las tierras. Servicio extra, que en pura lógica era completamente gratuito. Resumiendo, podríamos decir que se trataba de contratos de arrendamientos agrarios de  origen señorial y de larga duración.


Con el paso de los siglos se producen una serie de problemas, derivados de la interpretación de este tipo de alquiler. Entre ellos, estaba la posibilidad que el colono ejerciera una reclamación de tenencia de propiedad por "usucapión" (10). Ante esta contingencia, durante el siglo XVII, se regula el tiempo y duración del Foro. Para ello, se limita atendiendo a tres posibilidades:

    -La vida de tres reyes.

    -La vida de tres colonos, aforados o "llevadores".

    -La vida de dos "llevadores", más la suma de 20 años.


Finalizando este periodo de tiempo, el foro pierde su  vigencia y es necesaria una nueva negociación entre las dos partes o se produce la extinción del acuerdo.


Pese a lo que pudiera parecer, esta formula de arrendamiento podía llegar a ser muy beneficiosa para ambas partes. El propietario, se despreocupaba del mantenimiento de su heredades durante largos periodos de tiempo, garantizando el cobro acordado y el colono o aforado, garantizaba  unas condiciones mínimas para la supervivencia de la unidad familiar, además de la conservación de los bienes aforados,  que no siempre se cumplían.


Aquella reforma contractual, va a ser el inicio de la decadencia de este tipo de contratación. En cambio,   en Casa Norte, se prolongaría hasta finales del siglo XIX. Periodo en el  que José García Norte fue adquiriendo heredades "aforadas" a lo largo de la última mitad de aquella centuria. Los documentos familiares, así lo testimonian. El agudo instinto comercial del entonces cabeza de familia se evidencia, pues con toda probabilidad el valor de la venta de las fincas sujetas a un largo "aforamiento", esto es, con colonos o llevadores explotándolas era inferior a otra propiedad "libre".


Así, podemos constatar que el primer contrato de "foro", registrado en la numerosa documentación familiar consta del año 1666. Para contextualizar históricamente esta fuente documental, tan solo recordar que en ese intervalo, el último de los "austrias" , Carlos II, iniciaba su reinado, tras suceder a su padre Felipe IV. En este documento se encabeza y detalla lo siguiente: "Foro de Antromero en Bocines de Gozon. 8 de Diciembre, Juan Suarez Pola (Casa Norte) aforó a Miguel Sanchez vecino de Antromero varios bienes sitos en el termino de Antromero por el canon anual de una anega/anepa (fanega) (11) de escanda. Plazo de fin de 11 de noviembre". En columna y al margen izquierdo, el escribiente enmarca tres datos para resaltar: Arriba, " Canon una anega (fanega) de escanda de Gozón" (12). En el centro, con toda seguridad el nombre del escribano, "Ludemio El Legal". Abajo, " Plazo Sn, Martin", esto es, el vencimiento del pago, coincidente con la celebración de la festividad del patrón de la parroquia, San Martín (11 de noviembre).



Fuente: Archivos Casa Norte. Documento de contrato de un foro
de 1666.


Otro de los documentos familiares, que sumamos a esta información corresponde a un foro de una vivienda y otros bienes. En esta ocasión desconocemos la información correspondiente a la fecha de ejecución, y sus plazos de pago.



Fuente: Archivos Casa Norte. Legajo n.26: "Escritura de foro hecha
por Dn. Fernando Leon, y Da. Juana de Ponze Falcon un conjunto a favor
Dn. Josef Garcia, vezino en Luanco, de una casa y otros bienes sitos en 
otra villa, y por el canon annual de 250 reales"
.



Los documentos en "papel oficial", no tardarán en aparecer en los legajos familiares. Aquella innovación fiscal, invento de Felipe IV, para recaudar fondos en favor del siempre "arruinado" Tesoro Real, darán sus frutos y los miembros de Casa Norte serán unos de sus importantes tributantes en la comarca. En el siguiente contrato de foro que se expone, ya se formaliza en denominado sello "quarto", con el membrete de la Casa Real de Carlos II y el abono en impuestos de diez maravedíes (13).  Su  fecha de "a cinco dias de mes de Henero de mil y seiscientos y ochenta y uno", esto es, víspera del días de reyes de 1681. En el texto se recoge el aval exigido, como garantía en caso de impago. Nuevamente, la omnipresente figura de José Suárez Pola (fallecido aprox. 1710) será quien "aforará" a un vecino de Condres.




Fuente: Archivos Casa Norte. Documento de foro
de 1681. En este, se detalla el aforado, Julián Fernández
de Cantarines, "vezino del lugar de Condres de la feligresia
de San Martin de Vozines". Juan Suárez Pola (Casa Norte) 
propietario de varias fincas y heredades recogidas en el texto,
exige al primero un aval: " ...para su seguridad, del controcio,
heredad de labradio... 
(propiedad del primero)". El pago del
canon anual se fija el día de San Miguel, en septiembre, siendo 
la cantidad a entregar cinco celemines de pan 
(trigo) y dos gallinas.


Tal y como se expuso, siguiendo una estudiada estrategia que se refleja  en el inventario del testamento de José García Norte, fallecido en 1882, hubo una importante tenencia  de fincas sujetas a foro, adquiridas por parte del susodicho, detallando en todas ellas la cantidad a pagar por el colono. Pago este formalizado normalmente en especies, esto es, en cereales, legumbres y animales, derivados todos ellos de las labores agro-ganaderas. Esta tasa, era el denominado canon anual y que  tenía una fecha de vencimiento, en muchos casos sujetos a días señalados, para evitar el olvido. Así, se repiten con frecuencia el 11 de noviembre, San Martín (patrón de la parroquia) o el día de San Miguel, 29 de septiembre, fecha esta  que históricamente representaba una transición agrícola, marcando el final del ciclo de las cosecha de verano junto a  la preparación de la tierra para el invierno y grabada a fuego en el conocimiento del campesino.



Fuente: Archivos Casa Norte. Foral de finca de labradío en Condres,
llamada Cotrocio. En este caso el canon anual es : " cinco copines de trigo
de escanda y una gallina que anualmente paga D. Ramón Muñiz Prendes
vecino de Bocines". Adquirido por escritura el 31 de diciembre de 1871,
por José García Norte.



También se contemplaba el pago mancomunado entre varios "aforados", tal y como se pudo comprobar en la compra de un foro en La Bayuerga, por parte de José García Norte el 31 de diciembre de 1871, de la que exponemos copia de la misma.




Fuente: Archivos Casa Norte. En este documento se cita a cinco personas, quienes
debían formalizar el pago del canon: " Foral de dos fanegas seis copines de trigo de 
escanda y dos gallinas que anualmente paga mancomunadamente...D. Ramón Muñiz
Prendes. D. Juan y D. Manuel Fernandez Luanco y Gonzalez, D. Joaquín de Braña
Viodo y Menéndez y D. Jose Fernandez Corugedo y Muñiz, vecinos de la dicha
parroquia de Bocines que pesa sobre una finca de labradío prado y matorral llamada
prado del medio, sita en el término de la Bayuerga Lugar de Antromero...".


El mayor riesgo para el propietario, pasaba por el impago. En el caso que no se pudiera ejecutar el aval, no quedaba más remedio que el acuerdo con la otra parte, o bien los tribunales. Rescatamos manuscrito de 1688, por el que D. Juan Suárez Pola solicita la ejecución de lo acordado en contrato por impago de un "aforado", y así cubrir las pérdidas económicas generadas.



Fuente: Archivos Casa Norte. "...D. Juan Suarez 
Pola en virtud de dicho foro pidio execucion contra
sus bienes por la dicha cantidad".



Aunque también se plantearon otras alternativas de cobro por impagos, así en documento oficial, en esta ocasión con sello primero y pago de 1088 maravedíes, en el año 1795, reinando en España Carlos IV (tal se encabeza documento con el sello de su Casa Real), se formaliza testamento de D. Antonio García Salinas en favor de su viuda, Doña Benita Braña Viodo. Unos años antes nombraría un apoderado, quien atendía al nombre de Tomás González Pola, para "recobrar sus rentas en el concejo de Gozon, el de Corvera y el de Carreño, con poder para arrendar y aforar los bienes que se ofreciesen...". También contempla las consecuencias de la demora de pago:" si pasasen tres años consecutivos sin pagar la renta, es condicion cayga este foro". La preocupación para una buena producción agraria, que beneficie a ambas partes, es recogida como condición: "Obligado a hacer el mejor abono y no haciendolo asi puede hacerlo otro a su costa...". Además de mantener los bienes inmuebles sujetos a foro: " No ha de poder empeñar, vender trocar, cambiar, ni en ninguna manera alguna enagenar, pena que la venta, trueque, cambio o enagenacion que se hiciera sea nula".  La evidencia manifiesta que ante tesitura de contratos de larga duración, había que tener todo atado y bien atado, o al menos intentarlo.



Dentro de los manuscritos registrados en favor de este cabeza de familia de Casa Norte, figuran distintos foros, donde se advierte al "aforado" de sus obligaciones y las causas que pudieran finalizar estos contratos, tal así en documento de 1790: " ...se pagaran 28 galipos de pan trigo, de buena calidad y medidos por la medida del concejo de Gozon , que la primera paga se ha de hacer para el dia de San Martin de Noviembre del presente años...no cumpliendo ha de ser ejecutado, por virtud de este acuerdo suma el cargo de execucion y de las costas, y además ha de guardar y cumplir las condiciones".


La iglesia, aprovechaba esta coyuntura de contratos en beneficio propio, tal  se evidencia en documento de 1681, que figurando Juan Suárez Pola como "reconocedor" del foro se formaliza el pago de canon de 24 reales entre sacristías de Candas: " Reconocimiento a favor de la sachristia de Candas de pagar 24 reales de foro. En 21 de marzo de 1681 y a testimonio de Francisco Pelaez escribano de nº de Luanco. Don Juan Suarez Pola (Casa Norte) reconocio un foro que a sus sucesores habia hecho el Patrono de la Sachristia de Candas de los montes de Cuijo y Cabornio por cuyo foro se obligaron a pagar a otra sachristia 24 reales cada año y plazo de San Martin". Separado por línea continua y en párrafo inferior se anota lo que sigue: " Las escrituras de foro de estos 24 reales fueron dos la una se otorgo en Candas a 1 de maio de 1613 a testimonio de Lorenzo Suarez Pola escribano que fue de otra de Candas y la otra en Luanco a dos de febrero de 1678 a testimonio de otro escribano D. Francisco Pelaez Pola del Nº de Luanco". 


En este documento se advierte la coincidencia de apellidos entre el escribiente de Candas, Lorenzo y el patriarca de Casa Norte, Juan, ambos con Suárez Pola.  Aunque debemos aclarar ahora y en las anotaciones posteriores, que aquel  apodo familiar (Norte) se instalará mucho tiempo después de la existencia de Juan Suárez,  con la aparición de José García Norte, por el siglo XIX. En cualquier caso, y atendiendo a los numerosos manuscritos  se aprecia una reiterada aparición entre propietarios de fincas y heredades de la parroquia, del patronímico Pola, a lo largo de más de doscientos años y que se fue sustituyendo poco a poco y en casi su totalidad durante la pasada centuria, producto de ventas, casi siempre a las familias de los sufridos llevadores. Así, algunas de las personas entrevistadas lo confirman, tal es el caso de Laudina Artime: " En casa compráronse tierres y praos a Casa Norte, otros a los Mori o a les Gordillo".



Fuente: Archivos Casa Norte. Canon de la 
sacristía de Candas por valor de 24 reales.




La conclusión se evidencia en la extensa documentación cedida por el custodio de la misma, Sergio García,  con los numerosos registros de esta forma jurídica consuetudinaria del foro. Este tipo de contratación, que se podría comparar a la figura jurídica de la enfiteusis (14), fue uno de los pilares económicos de esta familia de referencia, con aportaciones en especie  y las menos en dinero contante y sonante, situación esta compartida por otras familias pudientes de la comarca y del concejo.





(10). La usucapión, también conocida como prescripción adquisitiva, es un mecanismo legal para adquirir la propiedad de un bien (mueble o inmueble) a través de su posesión continua, pública y pacífica durante un período de tiempo determinado por la ley. Algunos de nuestros antepasados, con escasos o ningún conocimiento en materia legal, sabían en cambio de la llamada "propiedad en precario", derivada de esta usucapión.

(11). Esta medida de áridos, fue muy popular entre la población hasta bien entrado el pasado siglo XX. Su peso era de unos 64 Kg. aproximadamente, dependiendo en algunas ocasiones del pueblo o villa en que se midiera. En la transcripción figura como "anega".  La investigadora local, Erika Álvarez, cita en documento dela parroquia de Santa Eulalia de Nembro, datado con fecha de 1670, y perteneciente a la Casa Buxán  (Susacasa), el texto que sigue: " ...anega de pan de renta". La coincidencia del término y la proximidad de ambas fechas (1666/1670), conforman con plena seguridad que esta medida es la misma, habiéndose eliminado la primera letra, fanega=anega, por disfunción léxica y/o vulgarismo.

(12). La  división de medidas entre los diversos territorios y comarcas fue un denominador común. Así teniendo en cuenta la misma denominación, correspondía a cantidades diferentes.  Erika Álvarez, de la Asociación Fumañeda Santolaya, así lo detalla: " El llamado galipo de Lluanco, que ye una medida de capacidad, viene  a ser como unos cuatro kilo y medio de erga. Y el galipo de la villa (Avilés), ye un poco más pequeño, como unos 4 kilos". Precisando aquellas medidas estandarizadas por estos lares: "Les medides teníen estes correspondencies: 2 galipos ye un copín; 4 galipos un celemín y 16 galipos una faniega".  

Ante estas diferencia, aparecen los especuladores surgieron los avispados y especuladores, como lo expone la propia Erika: "Algunos compraben el cereal en un sitio y lo vendían en otros lugares para aprovechar aquella diferencia y ganar dinero. Compraben con la medida de Lluanco e iben a vender a Candás con el galipo de Avilés". 

Fuente: J.L. Pérez de Castro. Gráfico donde se aprecian las diferencias 
entre determinadas medidas de capacidad entre concejos.

(13).Este "sello qvarto", es un "papel sellado". En el Diccionario de Autoridades se entiende como tal a  "aquel que está señalado con las armas del Rey y que sirve para autorizar los instrumentos legales y jurídicos". Fue ideado por el rey Felipe IV e impuesto por Pragmática de 15 de diciembre, en el año 1636. Resumiendo, se trataba de un papel sellado por la Casa Real y que se instauró incluso en las colonias americanas. El objetivo, tal y como los lectores han podido sospechar, no era otro que recaudar impuestos para la Cámara del Rey, además de proporcionar validez oficial a los documentos. Había diferentes tipos de "sellos", en función del uso destinado y el valor del pago  era directamente proporcional a los asuntos a tratar. En 1640, se emite sellos de oficio para los pobres de solemnidad, que no podían adquirirlos.

La renta del papel sellado es sustituida en 1882, siendo rey Alfonso XII, por el impuesto de sello y Timbre del Estado. Este ha sido sustituido por otros impuestos y gravámenes, entre ellos el IVA, de 1985.

(14). La enfiteusis, es la cesión perpetua o a largo tiempo del disfrute de un inmueble. Para ello, es necesario el pago anual de una tarifa acordada por dicha cesión. Un tipo de contratación cada vez menos usual, pero cuya regulación aun se contempla en el Código Civil español entre sus artículos 1628 a 1654.




Un manuscrito que fortalece teorías.



" En todo lo que nos rodea
 
y en todo lo que nos mueve

debemos advertir que interviene

en algo la casualidad".

Anatole France.


Cuando revisas documentación siempre asumes ciertas posibilidades imprevistas. No siempre se cumplen las expectativas creadas, y la sensaciones de frustración se apelmazan en el espíritu. En ocasiones, el azar te hace un guiño y te sonríe, sintiéndote la persona más afortunada del mundo con la aparición de un manuscrito, que filtra una información que jamás esperarías encontrar. 


Entre la numerosa documentación familiar de Casa Norte, cedida por Sergio, apareció una compra, una más de un terreno en el pueblo. En este documento detalla las características de la finca, sus linderos, fecha del registro y vendedor. Nada que saliera de la rutina habitual, si no fuera por un detalle: el embalsamiento a diferente altura del rio de La Viesca (que no cita como tal, si en cambio, como "reguero de agua que vaja de la Bayuerga") en el Riego.


Pudiera parecer un detalle sin mayor importancia, pero que si sumamos al mismo otras informaciones complementarias, pueden ayudarnos a esclarecer uno de los tantos misterios históricos que hay en el debe de Antromero.


Empecemos a enlazar cabos sueltos. La compra se formaliza en junio del año 1874, y cuyo vendedor es un tal Modesto Viesca, y el comprador el insigne José García Norte por valor de "trecientos vente reales vellon". El objetivo no es otro que  añadir un pequeño "pedazo de terreno de prado, su extension una octaba parte de un día de vueyes" a una finca anexa de Casa NorteTraducido el objeto de la operación a medidas actuales, apenas 158 metros cuadrados. 



Fuente: Hermanos García Orbegozo. Detalle del documento de compra
de "pedazo de terreno de prado..."



En documento se advierte de las intenciones del adquiriente: " ...tiene las miras el Garcia Norte variar el reguero expresado...". Para cumplir con este deseo, en pura lógica tiene que allanar el desnivel registrado, destruyendo aquel embalsamiento en altura hecho por mano humana.


Algunos lectores se preguntarán que importancia pudiera tener esta insignificante información. Aparentemente pudiera parecer así, pero si tenemos en cuenta que en esa misma zona (Riego), hay una finca que se llama La Batandera, la cosa puede dar un importante giro, en la investigación de ese topónimo.


Fuente: Google Maps.  La Batandera. "...estaba donde El Alixio.."



La Batandera, es un topónimo de nuestro pueblo, referido a una finca. Este término, abandonado en la actualidad, fue referenciado por algunos de nuestros entrevistados y sus declaraciones no dejan lugar a dudas. Así, Manolo Llaranes  exponía con la seguridad del que sabe de lo que habla su correcta ubicación: "Era el lugar que había en por encima del puente que había junto al Alixio", algo que reafirmaba  Antonio Guardado, Antón de Salero" Siempre escuché que estaba donde El Alixo, en la parte del río".


Este término de la Batandera , deriva su nombre de "batán", ingenio este empleado para transformar tejidos elaborados en un taller, en otros más tupidos. También para desengrasar telas o paños. En cualquier caso, la procedencia de estos tejidos pudieran ser de naturaleza animal (ovejas) o bien por el contrario vegetal (lino), especie esta que en nuestra parroquia formó parte del calendario agrícola. Para su uso, empleaba el mismo recurso mecánico del molino hidráulico, esto es, aprovechando la fuerza del  agua. 


En este reguero de agua, que en la parte final recibe el nombre de La Viesca, es en la mencionada zona del Alixio, donde mayor pendiente tiene y que curiosamente en el último tercio del siglo XIX, había un canal o embalsamiento en desnivel y a mayor altura, el mismo que   es absolutamente necesario para mover los mazos de un  Batán o molino. En este caso, gracias a la caída del agua sobre una rueda giratoria que accionará dos mazas alternativas, que iban golpeando los trapos para su transformación.



Fuente: Internet. Básico esquema de un molino de batán, en el
que se observa la necesidad de embalsamiento de agua, o canal
para su óptimo funcionamiento.


En el año 2012, en la zona submareal del pedreo de Gargantera (lugar donde desemboca el río La Viesca o "reguero de agua que vaja de la Bayuerga"), nuestro vecino Rafael Gutiérrez, descubre un cojinete elaborado en piedra cuarcita (que el saber popular bautizo como "sapu"), tal y como exigen los cánones, del mecanismo de un molino. Son muchas piezas que empiezan a encajar en esta teoría de la existencia de un "batán", que dio nombre a esa zona. 




Sapu, encontrado por nuestro vecino Rafael
Gutiérrez, en la zona submareal del pedreo
de Gargantera.




Puede ser que este documento de compra, sea el culmen para confirmar nuestras teorías.  Al menos, así lo creemos.








La xente de Casa Norte en los registros censales.




"...los nombres se los lleva el tiempo,

como las hojas de los árboles el otoño..."

Alfonso López Alfonso.



No descubrimos nada nuevo al exponer que volver al pasado, es una tarea que plantea  muchas dificultades, más aun cuando la historia familiar te puede arrastrar a tiempos tan lejanos, que conforman un inhóspito paisaje de difícil acceso. Vencer esta vicisitud requiere un trabajo extra, que pudiera  el calor y la cercanía que ofrecen acontecimientos relatados por la gente próxima. En esta ocasión, contaremos con las facilidades prestadas por este entorno, y con ello la posibilidad de vencer el pulso al olvido que nos amenaza.


La posibilidad  de rebuscar entre la memoria y archivos procedentes de esta unidad familiar, facilitados por la bonhomía de uno de los propietarios de este vetusto dominio, nos abre unas expectativas impensables no hace tanto tiempo. 


Habiendo inicialmente recurrido a los fríos datos, procedentes de los catastros administrativos, esto es,  el padrón elaborado en 1867, nos aporta inevitables sombras y luces. Figuran dos matrimonios, el primero compuesto por Rosendo Busto, nacido en 1785  en Logrezana , y Antonia Mori, nacida en 1795, en la parroquia de Bocines. 


El segundo matrimonio registrado, estuvo formando por José García Norte (1818) y Antonia Suárez (1831). Estos , serán los encargados en dar continuidad a esta saga familiar, en el pueblo (15).


Este matrimonio, en el momento del registro censal  tenían cinco hijos: Benigno García Norte (1856), Josefa (1859), Secundina (1860), Laureano (1865) y Manuel (1872). De estos, se vincularan directamente al desarrollo posterior de la casería dos: Josefa y Manuel. Ambos,  hermanos solteros y sin descendencia directa serán la gran última referencia  de la saga familiar. Manuel, mantendrá con mano firme y recia, el tino histórico del legado de sus ascendientes: " Manuel, nunca quiso vender nada, negándose a cambiar cualquier propiedad por dinero".


Son tiempos manejados por varones, hombres de miradas duras y objetivos fijados en mantener la riqueza, hombres capaces de vencer cualquier obstáculo, crecidos ante la adversidad y defensores de una estima, adornada, por el poder económico vinculante a su persona. Objetivos finales, que se traducían en uno solo: alargar y perdurar la especie , la continuidad de su sangre en forma de hijos, si fuera posible.


En el padrón municipal de 1924, en el domicilio familiar, ya solo se registran tres personas. Dos de las mismas, son parte de la unidad familiar: los hermanos Josefa y Manuel, junto con Basilio Gutiérrez, El Tercero como sirviente. Nos consta, que en este periodo de tiempo hubo más gente al servicio de la casa, pero ya con domicilio en el pueblo, por lo que no aparecen en este registro.




Fuente: Geli Artime. Padrón de 1924, donde se registra
los habitantes de Casa Norte.









(15). Históricamente, y hasta prácticamente el inicio del siglo XIX, el registro de los apellidos en este país era un libre albedrío, un derecho propio de cada individuo. Si a este dato, añadimos que el doble apellido no se formalizó hasta el año 1870 (fecha de la instauración del Registro Civil) y con ello un orden de colocación  (primero padre y después madre), la investigación genealógica ha sufrido en muchos casos más desinformación que datos positivos. 







Árbol genealógico desde el siglo XVII a la actualidad.



"Me gusta la gente que vibra,

que no hay que empujarla,

que no hay que decirle que haga las cosas,

sino que sabe lo que hay que hacer

y que lo hace en menos tiempo de lo esperado".

Mario Benedetti.


La vida, caprichosa e impredecible, juega con ilusiones, objetivos e ideas. Cuando todas las esperanzas estaban agotadas o en vía de hacerlo, surge el halo de luz necesario para seguir porfiando con los objetivos. Sergio García Orbegozo, forma parte de los últimos retazos del árbol genealógico de Casa Norte. Todas sus informaciones, han reverdecido el erial por el que deambulábamos, orientando nuestros pasos erráticos. Aprovechemos, para alimentar el hambre de conocimiento, su colaboración y bonhomía.


El primer contacto con Sergio, fue esclarecedor. Hombre de mundo, cultura y verbo envidiable, nos acogió en su casa (Casa Norte), con los privilegios de un invitado de postín. Horas convertidas en impagables facilidades y concesiones. Cientos de documentos e imágenes, nos esperaban perfectamente archivados, acompañados de precisas explicaciones. Hay entrevistas y contactos humanos que no tienen precio, y esta es una de ellas.


Los manuscritos más antiguos de esta familia datan de la segunda mitad del siglo XVII. Entonces, Antromero era un poblado que apenas llegaba a los doscientos habitantes. Casa Norte sobresalía por encima de todas las casas y de sus gentes.


El árbol genealógico en línea directa fue referenciado por Sergio García, labor impagable que desde estas líneas agradecemos. Además de una directa y escueta explicación de la evolución de los miembros de Casa Norte, de aquellos que tuvieron una vinculación de titularidad con esta casería de referencia.


Iniciemos, siguiendo las pautas marcadas por nuestro guía, el recorrido en el siglo XVII. Contemplemos la primera referencia histórica de uno de los grandes patriarcas familiares, Juan Suárez Pola, nacido con toda probabilidad en mitad de ese siglo y fallecido en torno a 1710. De este hombre, se puede subrayar sin errar en la sentencia, que se trataba de un espíritu inquieto y con una iniciativa envidiable, ejerciendo de gran señor del pueblo. Los manuscritos examinados, así lo demuestran. Adquiere un importante patrimonio inmobiliario, que genera considerables rentas a través de alquileres y foros. Se casa con María Valdés (apellido este, presente en el pueblo hasta el siglo XIX y hoy desaparecido).


El hijo de este matrimonio, del que desconocemos su nombre de pila, contraerá nupcias con una mujer que tiene por apellido De la Insierta. Según datos proporcionados por Sergio, este hombre fallecerá en torno a 1740.


Avanzando en esta línea directa, despejamos dudas y  empiezan a visionarse  certezas. Aquel matrimonio tendrán un hijo, Hemeterio Suárez de la Insierta ( muerto en torno a 1800), y de cuya esposa no tenemos noticias. Su hijo atiende al nombre de Juan Suárez de la Insierta (fallecido aproximadamente sobre 1820), quien tomará matrimonio con Benita Braña Viodo. Los apellidos de Benita nos hace elevar una conjetura en torno a su procedencia. Los Braña Viodo, eran en aquellos años una familia de Condres, tal y como se puede comprobar en los propios documentos familiares (reiteradamente aparecen los mismos). Esta mujer, estuvo anteriormente casada con Antonio García Salinas ( fallecido en torno a 1790). El ilustre apellido Salinas, se suma a la genealogía familiar.


De la unión de Benita y Juan, nacerá Juan Suárez de la Insierta Braña (muerto en 1840). Este vástago contraerá nupcias con Antonia Mori (fallecida en torno a 1860). La incorporación de ciertos apellidos siguen aportando unas sólidas credenciales  al tronco familiar, tal es el caso de Mori.


Cedemos el testigo a Sergio García, quien en eficiente y sucinta declaración recorre los últimos eslabones de esta larga cadena familiar: " Antonia Mori, tras enviudar de Juan Suarez de la Insierta, propietario de la casería, se casó en segundas nupcias con Rosendo Busto y Valdés (fallecido en 1870), viviendo ambos en Casa Norte y con el que no tendría más descendencia.

Del matrimonio de Juan Suárez de la Insierta y Antonia Mori, nacerá Antonia Suarez Mori (fallecida en 1902), hija única y heredera , se casará con José García Norte (fallecido en 1882). De aquel matrimonio nacerán 8 hijos: Benigno García Suárez, Josefa (fallecida en 1933), Manuel (fallecido en 1936), Laureano, Benito, Casimira, Concepción y Secundina.








 





Fuente: Archivos Casa Norte. Retratos de 
integrantes de la familia de Casa Norte. Se 
desconocen sus identidades.


Antonia, ya viuda de José García Norte, nombró heredero principal a su hijo Manuel, soltero, quien vivió siempre con sus padres en Casa Norte, donde también lo hacía su hermana Josefa .

Josefa, contrajo nupcias con José Manuel Suárez (fallecido en 1889). Manuel sobrevivió a Josefa y nombró heredera a su sobrina Benigna, quien había vivido toda su vida con  su tío, en Casa Norte ( su padre, José Manuel Suárez, murió antes de nacer ella). 

Benigna, heredera universal, se casaría con Manuel Orbegozo, quien fallecería muy joven, en 1939. La viuda, con cuatro hijas menores de edad (Estela, Josefina, Ramona (Monguita) y Francisca), intentó compaginar la gestión del negocio de barcos pesqueros en Candás, que heredó de su marido, con la explotación de la casería de Casa Norte, de sus fincas y la crianza de las niñas. Este esfuerzo descomunal, sobrepasó la buena voluntad de una mujer sola, viéndose obligada a arrendar la finca en 1951, a cambio del 50% de su producción.



Fuente: Archivos Casa Norte. Manuel 
Orbegozo, esposo de Benigna Suárez.
"...fallecería muy joven".


Fuente: Archivos Casa Norte. Las hijas
de Benigna: Estela, Josefina, Ramona y Francisca.
Años 30, del pasado siglo.

En 1977, a la muerte de Benigna Suárez García, sus hijas iniciaron el complicado proceso de recuperación de la finca familiar , pues el arrendatario, aunque seguía viviendo en Casa Norte, estaba ya jubilado por lo que procedía a la resolución del contrato, según la Ley de Arrendamientos Rústicos.


Fuente: Archivos Casa Norte. Las hijas 
de Benigna, unos años más tarde de la anterior 
imagen y en pose similar.

Desde el año 2020, tras la muerte de Estela y Josefina, las últimas hijas de Benigna , heredaron la propiedad los cinco hijos de Josefina (única hija con descendencia), que son los actuales copropietarios. Siendo estos : Anselmo, Carlos, Sergio, Estela y María José García Orbegozo". 



Fuente: Archivos Casa Norte.
Josefina Orbegozo Suárez. Madre
de los actuales copropietarios de 
Casa Norte.


Fuente: Sergio García Orbegozo. Árbol genealógico en línea directa de Casa Norte.








José García Gutiérrez, Pepe El LLongueru.



"La inteligencia y el sentido común

se abren paso con pocos artificios".

Goethe.


Josefina Orbegozo Suárez, hija de Benigna, mujer esta curtida por los tropiezos que a libre albedrío reparte el destino, se casará con un hombre del concejo, José García Gutiérrez, cuyo sobrenombre o apodo, no ocultará su origen, "Pepe El Llongeru" (16). Josefina, no  será la única hermana que contraerá matrimonio ( Francisca moriría muy joven),  Ramona (conocida como Monguita se casará con el candasín Oscar Muñiz, pero sin descendencia), permaneciendo soltera Estela y fruto de aquella unión nacerán cinco hijos: tres varones y dos mujeres. Sergio, unos de sus vástagos, ha sido quien nos ha facilitado el perfil profesional de su padre. 

En el año 1955, el entonces ministro de agricultura, Rafael Cavestany va a crear el denominado SEA (Servicio de Extensión Agraria), con la finalidad de apoyar a un subdesarrollado campo español. Tras una primera fase  (1955-1962) de poco éxito, el gobierno relanza aquella idea, poniendo al frente de una segunda fase (1962-1972) a un responsable cuyo perfil y filosofía de trabajo distaba mucho de lo conocido en los ambientes políticos de entonces. José García Gutiérrez, nuestro Pepe El Llongueru será nombrado Director General del SEA.



BOE, de 24 de febrero de 1965. José García Gutiérrez,
nombra 69 agentes comarcales de SEA, ya ejerciendo como
Director General del este organismo.


Ya en esta segunda fase, con José al frente , se va a caracterizar por una expansión de la dinámica inicial. El viaje realizado por él, años atrás a EE.UU, va a fortalecer sus ideas, corregir errores heredados y mejorar, en definitiva, el modelo original. Su iniciativa  se encaminará a la adaptación del proyecto a la realidad socio-económica del momento, dotando de previsión y provisión a las necesidades más prioritarias. Sus palabras: "...la práctica que debe emplear las SEA, no solo debe ser técnica, también debe de ser social...donde no se trabaja con programas, sino con la resolución de problemas...resaltando en todo momento su carácter educativo", fueron su abanderamiento, mientras ejerció como Director General.


Aquel esfuerzo, se traduce en unos números que evidencian el éxito. El año anterior a su designación, en el territorio español había 135 oficinas de extensión agraria, que diez años después se acercarían a las 800. Su resiliencia y afán de superación se basaba en lo que él definía las cuatro patas del sistema: "Explotaciones agro-ganaderas, Mujeres, Juventudes y Comunidades". Tras todo ello, hay años de creación continua de especialistas, cursillos de formación, aprendizaje, demostración y resultados,  cooperativismo, visitas, seminarios, reuniones técnicas, ...etc. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), que depende de la ONU, copiará aquel modelo ideado por Pepe El Llongueru, exportando sus fundamentos a decenas de países. 



Fuente: Internet. José García Gutiérrez.



Aquel objetivo ideado hace más de sesenta años en una segunda fase muy productiva, que dedicó una especial atención a la  mejora de la comunidad rural, considerando la acción colectiva como indispensable en su desarrollo, hoy ha sido reconocido como un ejemplo, en un consenso poco común, por antiguos ministros de agricultura de la democracia. Parafraseando a una conocida sentencia popular: " Si el río suena, agua lleva".


Incluso en nuestro pueblo, la parte más abnegada de la sociedad rural, esto es, les muyeres, fueron beneficiarias de aquellos programas formativos del SEA ideados por Pepe El Llongueru. Así, en el año 1968, algunas participaron en el curso de corte y confección,  formalizado en el taller de Segundina.



Asistentas al Curso de corte y confección
gestionado por la Cámara Agraria en 1968
 en el taller de Segundina.


La filosofía práctica de este hombre, se manifiesta en sus expresiones, algunas de las cuales han calado hasta nuestros días: " Enseñar a pescar, no dar el pez"; "Codo con codo, que no a codazos"; "Aprender haciendo"; "La participación de todos es necesaria"; "Meterse en los zapatos del agricultor"; "Aprovechar los propios recursos"; "Demostraciones de métodos y resultados". El pragmatismo envidiable, en tiempos difíciles de aplicarlo, fue su mayor éxito, con resultados tangibles.


Su hijo, Sergio, añade una iniciativa brillante a sumar a su historial: " Fue un personaje esencial en la modernización de la agricultura española, durante el periodo en el que ejerció como Director y Secretario General del SEA, además de ser el pionero del turismo rural en España, con la creación y gestión de las "Vacaciones en casas de labranza". Puntualizando una interesante información, previa a su experiencia en el SEA: " En los años previos a su dirección del Servicio de Extensión Agraria, puso en marcha la Estación Pomológica de Villaviciosa (de la fue su primer director), pilar fundamental de la cultura sidrera y que dio origen al SERIDA (Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario) y, sin solución de continuidad pasó a dirigir la sección de agricultura y ganadería en la Universidad Laboral de Gijón, desde su inauguración hasta que lo reclamaron de Madrid, dado el éxito de sus novedosas tareas en Asturias".


En el año 1967, su idea será convertida en realidad a través del propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Esta concepción elucubrada por José García de "Vacaciones en casas de labranza", estará dirigida a la participación de los labradores para una mejor gestión de sus recursos, que en esta ocasión y temporalmente estarán orientados al turismo. Vacaciones dirigidas, a un amplio sector de la población urbana a unos costes razonables.


Esta idea de transformación, bruñida y alimentada por nuestro vecino, orientada a impulsar el turismo rural, fue el germen de lo que hoy conocemos. Invento de hace 60 años y sobre cuyos sólidos cimientos está construido un sector del turismo de este país.


En sus momentos de asueto visitaba Casa Norte y su presencia no pasaba desapercibida por los vecinos: "Por el verano cuando se segaben los práos alrededor de la casa, este paisano salía a dar palazos al aire. Al principio, todo el mundo pensaba que taba mal de la teyera, que taba chifláo". La realidad, bien diferente, desmiente aquellos juicios de valor vecinales. José practicaba el golf, un deporte que entonces estaba popularizando el cántabro Seve Ballesteros y que durante algún tiempo alertó a quienes lo veían ejercer aquellos rítmicos movimientos.



Fuente: Sergio García Orbegozo. Los palos de 
golf, empleados por Pepe El Llongueru y motivo
del rompedero de cabeza vecinal.



El acierto y éxito  de sus decisiones no pasará desapercibido entre los tecnócratas que manejaban los hilos del país, siendo propuesto para ocupar la cartera de un ministerio, iniciativa esta que el propio José supo eludir, evitando un cargo que no le interesaba. Hombre de acción, eficaz y resuelto, tal y como se expuso, ha sido reconocida su labor y actividad por distintos ministros  de diferente color político, ya en democracia. Dato este, que corrobora la importancia de su labor al frente de aquella Dirección General.


Fue un avanzado a su época, en un tiempo en el que la agricultura era el sector fundamental de la economía y que se tradujo en un reconocimiento sin par. Aunque, tal y como reconoce el propio Sergio, esta actividad tuvo un coste familiar: " Eso si, en casa los niños lo veíamos poco. Salía el primero y volvía cuando todos estábamos acostados. Trabajó como nadie en su empeño por mejorar la agricultura y la vida del agricultor español, con una marcada atención a las mujeres del campo".


Una vez que abandona el sector público, sigue trabajando denodadamente en lo que le gustaba: "Cuando dejó la Subsecretaría de Agricultura, presidió la empresa nacional MERCOSA, coordinó con Naciones Unidas la revolución verde portuguesa y luego fue director de economías agrarias en el Banco de Bilbao". 


La desbordante personalidad de José García y su vocación al servicio público, son reflejadas en reflexiones privadas, tal lo reconoce su propio hijo: " La proximidad a la tierra y a los agricultores, la lucha por desarrollar su país, le llenaba más que los puestos más considerados y mejor pagados que posteriormente tuvo".

Una perfecta definición de su persona y personalidad, la transmite con orgullo su hijo: " Una persona honorable, un tipo serio, trabajador y decente". Quien hasta sus últimos días lució la satisfacción de un trabajo intachable:" En su esquela nos mandó poner: "Agente honorario de Extensión Agraria".









(16). La Llonguera, lugar de origen de José García Gutiérrez, es una casería familiar que ha pasado de generación en generación desde el siglo XVIII, sita en La Ren - San Martín de Cardo.





Algunas cosas curiosas.


"Son esas cosas pequeñas 

las que hacen grande a la vida".

Franz Kafka.





Durante gran parte de su historia conocida, los integrantes de Casa Norte se han distinguido por ser grandes inversores. Gentes con una genética innata orientada a la adquisición de bienes, casi siempre inmuebles. Fincas, montes, casas, hórreos, forman parte de un largo listado que ha fortalecido un inventario digno de las grandes fortunas. Siglos, cientos de años contemplan esta dinámica inversionista, que solo los avatares de la vida interrumpió durante la pasada centuria.  Para lo bueno y para lo malo, el siglo XX supuso un punto de inflexión en esta familia.


Entre los cientos de legajos cedidos, siempre llaman la atención algunos que rompen la dinámica del resto. Documentos que en si, no dejan de ser una mera anécdota, pero no por ello menos significativos. Así, rescatamos la venta de una yegua, que en algún modo quiebra el estereotipo comprador. Eso si, todo ello perfectamente documentada esta operación mercantil en un libro de asiento contable, del que daremos cuenta posteriormente.


Una yegua.

Los tratos de venta de ganado en los mercados se hacían estrechando fuertemente las manos entre los compradores y vendedores, en un acto tan antiguo que es imposible de precisar su origen. Se trata de un pacto entre caballeros, que todavía se deja ver en ferias de ganado de Asturias. En Casa Norte, en cambio, se documenta, con una precisión envidiable. Así, esta venta se inscribe con un encabezamiento riguroso: " En el día 16 de Marzo de mil ochocientos ochenta y tres presente Pedro Fernandez Cantarines y Pola, vecino del lugar de Condres parroquia de Bocines Concejo de Gozon y Doña Antonia Suarez y Mori vecina de la misma parroquia la que esta presente dijo que es dueña de una yegua de cuatro años de edad...". El precio se detalla en primera instancia en 1600 reales, que si no se entregan en fecha acordada, se incrementará en otros 100 más a pagar en ocho meses más tarde:" ...se vendio al expresado Don Pedro en cantidad de 1600 reales, los que constituye pagar el expresado por el dia de Carnabal de mil ochocientos ochenta y cuatro y no lo verificado para dicho dia pagara mil setecientos reales el dia de todos los Santos del ochenta y cuatro". El incumplimiento se penaliza.


Además en la parte final se añade una advertencia en el caso de impago: " ...futuras costas y demas gastos de justicia seran de la cuenta de  Cantarines si diese lugar a ellas...". El iletrado Cantarines, busca el apoyo del maestro de Instrucción Pública de la parroquia, Manuel Cuervo, para que firme el acuerdo por él: " ...y por no saber firmar lo hace a mi ruego un testigo que lo presente. Manuel Cuervo".


Para fortuna del comprador, una nota casi ilegible a pie del escrito, confirma el pago : " esta liquidacion sin obligacion por aberla satisfecho".




Fuente: Archivos Casa Norte. Documento de 
compra de la yegua por Cantarines.



Un préstamo.

También es importante reseñar la faceta de prestamistas de Casa Norte, actividad esta que compartían en la parroquia con los antepasados de la Casa Álvaro/José Manuel de Condres. Contextualicemos en época y forma y daremos cuenta de la inexistencia de bancos o prestamistas en el entorno mas próximo hasta el año 1840, con la creación de la Banca Masaveu  y veinticuatro años más tarde la fundación del Banco de Oviedo. En Gijón ya sería en el inicio del siglo XX con la constitución del Crédito Industrial Gijonés. 


A falta de otras posibilidades la gente de las áreas rurales asturianas históricamente recurrieron al préstamo cercano, concedido por, tal y como se puede sospechar, las familias pudientes de su entorno. En esta ocasión, reflejamos uno de aquellos actos monetarios,  en donde sobresale el registro documental de la entrega y pago de los correspondientes intereses que  se registra en la brevedad de tres líneas y eficacia envidiable: " Antonio de Artime paga anualmente doscientos cuarenta reditos de tres mil reales que hace en su poder de prestamo. Año de 1882".



Fuente: Archivos Casa Norte. Asiento del 
préstamo concedido a Antonio de Artime.



Un velatorio.

Antes que el sistema de vida tradicional, fermentado en siglos, se fuera trasformando a un mundo que apostaba por nuevas formas de vida, la gente mantenía escrupulosamente unas costumbres invariables. Nada ni nadie podía cambiar usos tan primitivos, como casi insultantes. Las innovaciones, hasta entonces adormecidas, rompieron su letargo para abandonar definitivamente viejas sombras que  adormiladas, impedían visionar nuevos horizontes.


En las casas burguesas, adineradas, se mantenía el viejo hábito de satisfacer el estómago de aquellos que velaban a sus difuntos. Rutina que desde siempre incomodó a los mandamases eclesiásticos, más pendientes del cuerpo de los presentes que del alma del difunto.


Prueba de aquel malestar ya lo reflejaba el obispo de Oviedo, Francisco de Rojas y Sandoval, quien en las constituciones sinodales de 1553, se preocupaba de los grandes gastos derivados de las comidas de tipo funerario: " ...acontece hacer muy grandes gastos, en los que dar de comer y beber, y en ello expende la mayor parte de la hacienda del tal difunto, quedando los tales hijos por criar y pobres...". 


En el año 1786, el entonces obispo de Oviedo, González Pisador, solo autoriza algunas comidas funerarias: " para evitar los muchos perjuicios que trae el comer y el beber en las funciones de la iglesia, ...solo se puede dar en los entierros a sus pariente dentro del cuarto grado, excepto si el difunto fuere caballero de ilustre prosapia...moderada y sobria comida, que se reduzca, cuanto más, a un puchero, un cuartillo de vino al que lo necesitase...o puedan tomar una jícara de chocolate o moderado desayuno...".


Doña Antonia Suárez Mori, viuda de José García Norte fallece el dos de diciembre de 1902. Siguiendo aquellas ancestrales costumbres, se mantiene el servir la comida a los asistentes al funeral, tal y como consta en recibo de pago archivado por la familia, que tal dice: " He recibido la cantidad de doscientas veinticuatro pesetas y cincuenta céntimos, importe de los gastos del funeral de 1ª clase con tres oficios celebrado hoy día de la fecha en esta iglesia de Bocines (q.e.p.d.), incluyendo en esta cuenta el gasto de comida, chocolates y onzas que se sirvieron". La nota, escueta y clara la firma el párroco Julio Suárez Valdés.



Fuente: Archivos Casa Norte. Nota de los gastos del funeral 
de Doña Antonia Suárez Mori.






Un libro de contabilidad.



"La contabilidad es el arte

de ordenar el caos financiero".

Anónimo.




El orden, la teneduría del control contable es una ambición, que no siempre se cumple con tino, de personas y empresas con cierto rango financiero. Cuando hablamos de rentas, préstamos, ventas y compras no solo es aconsejable, sino absolutamente necesario el registro de todo ello como protección y futuro  de la hacienda. Nuestro ínclito, José García Norte (1818-1882) conocedor de aquellas dobleces y entresijos contables, formaliza un sencillo y eficaz libro de asientos, donde anota escrupulosamente el haber y débitos pendientes de sus operaciones especulativas. A su muerte, seguirán sus descendientes con la rigurosa dinámica contable, iniciada por él.



Fuente: Archivos Casa Norte. Libro de 
contabilidad, abierto por José García Norte.


Este libro toma forma en el año 1858, con la intención de dotar la información necesaria del estado de sus finanzas con una cuenta de arrastre, cuando sea estrictamente necesario. Cada hoja del libro corresponde a un titular o familia, y en ocasiones, estos débitos son lastre heredado para sus descendientes. Así, D. Antonio de Artime y Valdés aparece en ese registro en el año 1882: " ...paga anualmente una fanega de trigo", añadimos un dato, que por vinculación sanguínea conocemos, por la renta de vivienda. Este abono y cantidad se mantiene hasta el año 1908, donde la revisión la transforma en pago metálico: "6 duros menos 6 reales". A la muerte de Manuel, en 1928, le suceden en este reintegro sus hijos, tal y como se reseña en el apunte del libro: " Salada. Los erederos de Antonio Artime Valdes". El cambio de titularidad lleva pareja una nueva revisión de renta, que en esta ocasión asciende a 60 pesetas y que se mantendrá hasta el año 1939.




Fuente: Archivos Casa Norte. Pagos de renta de 
la familia "La Salada".



Manuel Fernández El Tercero, vecino de Antromero, se compromete al pago anual de una fanega de trigo, en el año 1882, y para liquidar deudas atrasadas, se cita: " ...entregó 195 reales que le correspondieron de las ganancias de un jato (ternero) que vendió...", finalizando la inscripción con un aclarante: " El Señor Fernandez nada debe de esa obligación".



El libro en sí, proporciona datos escuetos y no por ellos menos interesantes. Anuncian sus registros interesantes aportaciones del perfil de la comarca. Así, detalla algunas profesiones, entre los habitantes y sus dificultades en el pago. Tal es el caso de Juan Gutiérrez de Antromero y profesión "cantero": "Antromero. Don Juan Gutierrez, el cantero, paga anualmente una fanega y cuatro copines de trigo". Este hombre, durante los años que van de 1885 a 1888, refleja sus dificultades económicas : " ...paga su renta y queda a deber tres duros".


El ambiente rural condicionaba en la mayoría de los casos en pagos con productos agro-ganaderos, tal y como pudimos comprobar en anteriores anotaciones, y que después se fueron convirtiendo en pagos monetarios. Rescatamos uno de  este tipo de pago mixto, escanda-gallinas-pesetas. Así, el vecino de Antromero Don Antonio de Artime  (nada que ver con el anterior), "paga anualmente dos fanegas de escanda y una gallina". Iniciado este abono en 1882, se mantendrá hasta el año 1891, interrumpiéndose posteriores anotaciones. En la misma página se abre con el siguiente subrayado: "Calle de Sanpedro" (sospechamos que se trate de la caleya que lleva a la iglesia) y bajo él, un nombre: "Albaro Fernandez Artime", quien abonará 3 pesetas entre los años 1933 y 1935 de renta.



Fuente: Archivos Casa Norte... "Calle de
Sanpedro".


Además de estos pequeños detalles, nos parece interesante resaltar, tanto en este caso como en otros registrados en el libro, como la familia Norte admitía sin mayor problema el abono de la renta en escanda, el llamado trigo de los pobres. Jovellanos, a inicios del siglo XIX, denuncia como muchos rentistas se niegan a cobrar en este cereal por dos motivos aparentemente justificables para sus intereses: La escanda al disponer de una pesada cáscara, resta rendimiento neto y la dificultad para molerla (prácticamente  ninguno de los 15 molinos entonces existentes en el entorno de las cuencas fluviales de La Gallega y El Pielgo querían hacerlo). Esta operativa con la erga o escanda, generaba importantes rompederos de cabeza a los titulares molineros , ya que provocaba el  embozo de sus muelas de triturar el grano, inutilizándolas.




Fuente: Archivos Casa Norte. Pago de la renta
en dinero.



Fuente: Archivos Casa Norte. Pago de renta
en especies y dinero contante y sonante.




Fuente: Archivos Casa Norte. Otros pagaban 
en trigo. 


Tal y como pudimos comprobar, los inquilinos o arrendatarios superaban el ámbito geográfico de la parroquia, e incluso del concejo. Lugares como Candás, Perlora, Pervera San Jorge de Heres o Santolaya, formaban parte de esta extensa lista. En el libro contable, figura un registro del año 1882, en Candás a nombre de D. Antonio, cuyo apodo era "El Vizcaino"(17), por el que ha de pagar anualmente seiscientos reales y doscientos veinte por una bodega. Tras tres años de renta, finiquita el compromiso de la misma. Cerrándose en el libro de forma clara y tajante: " Pagó y dejó la casa y bodega"

 

Fuente: Archivos Casa Norte.
 "...el vizcaíno...".




También es interesante el resaltar que entre estos impagables textos, figuran algunos préstamos, siempre cobrados en efectivo. Anotado todo ello, en sencilla cuenta de arrastre, entre el debe y el haber. Cuando las cosas elementales  funcionan, mejor no tocarlas.



Fuente: Archivos Casa Norte. Detalle de un asiento de
préstamo de dinero.



En otras ocasiones, los procesos de financiación se convertían en un intricado laberinto, de difícil comprensión lectora. Empréstitos para la compra de una vaca, se compensaban con la posterior venta del novillo de esta y una posterior venta de aquella, equilibraba a duras penas la balanza del crédito, para finalmente volver a pedir un nuevo préstamo para una nueva vaca, en un bucle interminable . Eran tiempos complejos, muy duros y la máxima aspiración era sencillamente sobrevivir.


Pero, en cualquier caso, estamos obligados a reseñar un aspecto estético de este increíble ejemplar contable, que nos ha recordado inevitablemente al argumento del celebérrimo libro de Umberto Eco, "El nombre de la rosa" (18). Las esquinas inferiores derechas de las páginas están todas sobadas y encogidas, fruto del paso de miles de veces de los dedos humedecidos en saliva, para facilitar el tránsito por las hojas. ¡Cuantas consultas, cuantas anotaciones están sujetas a la dictadura del tiempo!. Los escribientes familiares contabilizando, borrando, escribiendo las novedades de cada contrato sujeto, a los pagos concertados con los Norte. Esas maltrechas esquinas, han sido testigo de una dinámica comercial única en el pueblo. 



Fuente: Archivos Casa Norte. Detalle del libro contable, de 
la esquina. Encogido y sobado el papel...




Entre los textos, hay pago  de "dos pilas de lino"  en 1870,  por parte de Manuel de Artime, un vegetal vinculado al topónimo de "La Batandera", en el Alixo. Esta única excepción indica la decadencia en el último cuarto del siglo XIX, de esta producción agrícola. La evolución y el paso del tiempo se dejan ver en las sustituciones de las amortizaciones programadas: los productos derivados de las cosechas son reemplazados lentamente por dinero. Reales, duros y pesetas, estas finalmente registradas en las décadas de los veinte y treinta del pasado siglo, ya siendo gran propietario Manuel García Suárez.


Al margen del gran interés que aporta la documentación de este volumen, de sus transacciones y compromisos comerciales hay un componente sociológico de primer orden. El repaso de cifras, condiciones, exigencias  descritas son unos datos que nos pueden aportar una información vital del momento. Los pagos en especie, indican estrategias no casuales de los pagadores: prefieren los pagos en pan (trigo) o escanda, evitando el maíz o patatas. Estas últimas especies  formaban parte de la dieta básica de nuestros habitantes y se reservaban a tal efecto. También los animales formaban parte de aquellos pagos, prevaleciendo gallinas, vacas, terneros y ocasionalmente potros.


Llama poderosamente la atención el registro de algunas de  las formas de pago (igual que en el pago de canon de los foros) en cereales y sus medidas empleadas. En el año 1867, se detalla: " ...pagaran los herederos de D. Juan Fernández Luanco trigo y escanda por la medida de Gozon". En ese mismo año se registra otra variedad de pago:" ...pagaran D, Juan y Antonio Artime 32 copines por la medida de Gijon, a 10 reales", y para añadir más variedad en ese mismo año, se significa lo que sigue: " D. Andres de Montesil 6 copines de trigo a de medida de Avilés a 8 reales, más 12 gallinas a 5 reales cada una". La heteredoxia dominante en las mediciones es abrumadora, dificultando entendimientos y generando con toda seguridad confusión, muy a tenor del espíritu inestable del propio siglo XIX.



Un análisis más riguroso, exige un mayor estudio de toda esta documentación, mientras tanto, quedémonos con este esbozo socioeconómico de aquel periodo histórico en nuestra parroquia y alrededores. Quedamos emplazados a seguir investigando.






(17). El apodo de "El Vizcaino", tiene su origen, con toda probabilidad en las actividades pesqueras de la zona.  Durante el siglo XIX, los pescadores vizcaínos, atraídos por las denominadas costeras, especialmente la del bonito, fijaron muchos de ellos su residencia en Candás. Apellidos, que hoy forman parte de la riqueza cultural de esta villa y que se quedaron para siempre, así lo atestiguan: Artola, Echevarría, Aramendi, Badiola  u Orbegozo, son algunos de ellos.

(18). En este libro de misterio, ambientado en un monasterio medieval, fue un verdadero éxito editorial, que aupó al semiólogo italiano, Umberto Eco, a unas cotas de popularidad impensables. El desenlace del entramado es un monje  que emplea el arsénico para asesinar a los escribientes del monasterio. Conocedor de como pasaban las páginas de los libros, empleando el dedo índice mojado en saliva en las esquinas , unta con arsénico a estas, consiguiendo su objetivo.






Los testamentos de Casa Norte, un tesoro toponímico.




"El conocimiento es el mejor

y más seguro tesoro a adquirir".

L. Frank Baum.


Los documentos testamentarios, tanto de Juan Suárez de la Insierta, su esposa Doña Antonia Mori, el segundo marido de esta, D. Rosendo Busto Valdés, D, José García Norte y Rodríguez, D. Antonio García Salinas y Don Manuel García Suárez, son en su conjunto y detalle una verdadera joya informativa.


En la liquidación y adjudicación  de los bienes que fueron de José García Norte, se encargan de la elaboración del inventario de bienes muebles e inmuebles a Manuel Cuervo, maestro de Instrucción Pública de la parroquia y al  vecino de Santa Eulalia de Nembro, José Artime y Artime. Ambos se encargaran del detalle del valor de ropas, muebles de campo, muebles de casa,  lencería, ropas de lino y lana, frutos de varias clases ( maíz, habas, trigo, escanda, alcacer, manzana, castaña,.etc.), abonos y ceba de animales, inmuebles de carácter rústico y urbano. Todo el conjunto por un valor económico de varias decenas de miles de pesetas. Un verdadero potosí económico.



Fuente: Archivos Casa Norte. Primera página 
de la liquidación de bienes de José García Norte.



Es tal la precisión en contabilidad y cálculo de los peritos que se enumeran desde una simple cadena de hierro, hasta un reloj de bolsillo de oro, entre otras cosas. Si el texto evidencia una riqueza sin parangón conocida en el pueblo, no es menos cierto la importante aportación de topónimos de fincas, heredades y montes, y que en la mayoría de los casos están actualmente completamente desaparecidos.


Rescatemos pues, algunos de estos nombres de propiedades de esta histórica familia en la parroquia de Bocines:


-Controcio de Alonso. El controcio es una parte de terreno colindante a otra finca, que puede ser de diferentes extensiones. También hay anotación de "Controcio""Controcio del Rellario" y "Controcio de Simón". 

-La Borronada de Capacha. Borrón o "borronada" son los restos de una hoguera, normalmente empleada para quemar rastrojos, amontonados tras una limpieza. Están en el inventario "Borronada de Villar" y "Borronada ".

-La Varuca. Término que procede del "vara", entendiendo esta como palo fino , siendo la más apreciada para determinadas de guarda del ganado la de madera de avellano. Se pudo emplear esta denominación a un terreno estrecho y alargado.

-La Cantera. Finca de "prao", sita en La Granda.

-Bravo Carín. El término "Carín", probablemente derive de " Carea" o " Cairia", esto es, pastizales o lugar de pequeños matorrales. 

- El Naranjo del Pielgo. Finca de La Flor. La presencia entonces de ese tipo de árbol, pudiera dar nombre a la heredad.

-Pielgo. Finca próxima al área de influencia del río o regato, del mismo nombre. Deriva del término latino "Pelagum" -poza de río- . Hay algunos documentos del siglo XVIII que lo describen como remanso de río, o lugar propicio para pescar.

- Prado de Les Moranes. Este topónimo puede derivar del término asturiano morán/morana, esto es, cerezo o cereza de un color  amoratado y menos dulce que la cereza normal. //Lugar donde abundan guindales ( Prunus cesarus). 

-La Tablada. Se refiere en este caso a finca de terreno en forma rectangular, sin accidentes geográficos,  y normalmente dedicada al cultivo.

- El Riego. Este topónimo puede derivar del término " Rigare", esto es, regato o surco que se abre en el suelo para plantar la semilla.

-El Respaldo de la Heria de Alejo. "Hería", "Ería o "Iria", probablemente se refieran a aquella zona de cultivo o trabajo, sin grandes dificultades orográficas.

- La Bayuerga. Derivado del término asturiano "Bayura", esto es, abundancia. En este caso de "erga" o escanda.

-El Llano. Terreno liso.

-El Llanón. Aumentativo del anterior, se supone finca de las mismas características, pero de mayor extensión.

-El Portillo. "Portilla", cierre.

-La Huelga. "Güelga", sitio muy húmedo e improductivo por ese exceso de humedad.

-El Fontán. Fuente o manantial.

-El Moscón. Avispa o abejorro de gran tamaño.

- Prado de La Granda. "Granda", lugar pedregoso.

- Alejo. Denominación de persona.

-Domengo. Topónimo muy extendido en Antromero y Condres, que pudiera derivar del término "Domingo". Pudiendo ser finca de pasto o monte.

- El Cierre de Afuera. Monte de pino en Bocines. También se registra otro monte, con esta singularidad" Cierre del Rellario". 

-Llaviada. Finca de Condres. Término asturiano que significa lugar llano y con altitud o lugar despejado de un monte.

- La Piñera. Finca de Antromero. Su origen puede derivar de "Piñera", esto es, tamiz. O también del latinajo  "Pinnam", esto es, manantial, lugar de agua.

-El Suquero. "Suco", separación natural formada por tierra y piedra que se emplea para separar propiedades.

-La Llosa. Del latín vulgar "clausa", esto es terreno dedicado a la labranza cercado y próximo a casa.

-La Sierra. Monte de pinos de Condres.

- Prado del Medio. Sito en La Bayuerga.

-La Iria. Del latín "Area". esto es, lugar sin edificación alguna, o también del término "Era", "espacio donde se trillan las mieses".

- El Vivero del Rey. Monte de pinos y robles , sito en Cabornio. Interesante nomenclator, que bien pudiera señalar a este monte, como uno de los muchos que desde el siglo XVI, tuvieron que alimentar de maderas a los astilleros reales gallegos, para la construcción de barcos.

- Manso de la Hería. Condres.

- Llosa de la Piñera. Finca en Nembro.

- Villabona. Finca en San Jorge de Heres.

Existen otras muchas más fincas y heredades, que no se mencionan por mantener las actuales denominaciones y ya recogidas en el "Diccionario de términos y palabras".


Todos estas acepciones vinculadas a lugares, ya forman parte de un listado histórico que no debiéramos perder. Sus nombres, pueden indicarnos la ruta de la información necesaria para recuperar parte de nuestro pasado, nuestro mayor tesoro colectivo.

Hagamos una pequeña anotación respecto al testamento del último gran propietario, Manuel García Suárez, con fecha de 5 de octubre de 1938, para subrayar un aspecto social que pudiera romper su imagen socialmente aséptica y  que se inicia con una declaración de intenciones: "...se de sepultura a su cadaver con arreglo a la religion que profesa, y se le hace con entierro y funeral de 1ª clase...". En su legado, deja escrito la entrega de varias cantidades de dinero en efectivo. Estas van desde las 2000 pesetas a su hermana Secundina y las mil pesetas  a distintos miembros de su familia en segundo grado de parentesco: sobrinos carnales (Oscar, Blanca y Veneranda García Rodríguez) hijos del difunto hermano D. Benigno; sobrino carnal D. Arturo Muñiz García, hijo de su difunta hermana Doña Concepción y a su sobrino carnal D. Florentino García y García, hijo de su hermana Doña Secundina. Además de una entrega monetaria a su criada, Doña Etelvina Artime García (1914), miembro de la unidad familiar de Casa Les Moranes. 


Esta última dádiva, gesto de gratitud a uno de sus empleados, equiparándola económicamente a sus sobrinos, es un reconocimiento de humanidad, a quien con tanto rigor llevó las riendas de la familia más poderosa de Antromero.






Tiempos nuevos. Pachu Norte y Luz.




"Una pregunta para cada historia".
Bertolt Brecht.



Tras la marcha de Basilio El Tercero, empleado en la segunda década del pasado siglo como criáo, la dinámica laboral de la Casa Norte, va a experimentar un gran cambio. A la muerte Manuel, el último gran hacendado, se hace con las riendas de la casería su sobrina Benigna (hija de Josefa). Esta nueva propietaria quedaría viuda muy joven (su esposo, Manuel Orbegozo fallecería en 1939) y con cuatro hijas. 


El tesón y la fortaleza de esta mujer no será suficiente para afrontar este reto vital. Ante la tesitura de atender el negocio de pesca de su marido, la crianza de sus descendientes y la casería, tiene que ceder. Arrienda, a su pesar, Casa Norte a Francisco González Vega, Pachu Norte, nacido en Coyanca, en 1912. Este nuevo tipo de explotación, se inicia en 1951 y Pachu, contará con el apoyo de sus hermanas Carmen, Maruja y por supuesto de su mujer, Luz.


El contrato de arrendamiento se firma el primer día del año de 1951. Su contenido y clausulas no difiere mucho de los típicos de la época. Son descritos los objetos que pasan a mano de los "caseros": Una casa de piso alto y bajo, una panera, un hórreo con una bodega debajo de este y una cuadra. Además de 6 fincas repartidas por la geografía del pueblo: La Llosa, Controcio de Alonso, Barronada, Carín-Granda, Suquero, Carbaín, y un monte llamado Domingo.


También contempla el reparto de los dividendos derivados del trabajo en la casería. Así, el bericio (19) lo empleará el casero para hacer abono (entendemos después de su uso como cama de los animales de la cuadra) y el ballico (20) le correspondía también al mismo. En el texto contractual detalla: " El Sr. González Vega (Pachu Norte) criará anualmente un cerdo y gallinas...corresponde el 50% de todo ello a Benigna Suárez García". Respecto a suministros cotidianos explicita lo que sigue: " El Sr. González Vega suministrará diariamente un litro y medio de leche de vaca a la mencionada Doña Benigna Suárez, no siendo que por causa justificada careciera de ello". Los productos derivados dela huerta y tierras de labranza estaban también sujetos al pago correspondiente:" ...50% de reparto de las hortalizas, legumbres, patatas, frutas...".



Fuente: Archivos Casa Norte. Última página del contrato
formalizado por Benigna Suárez, Francisco
González y su esposa, Luz.



Aquella apuesta familiar, se traduce con el asentamiento de la familia de Francisco en el pueblo, tal lo detalla Loli García: " Carmen, su hermana, se casará con Silvino Artime, quedando ya para siempre en el pueblo, y mi suegra, Luisa, su hermana, también vivirá en La Viesca , durante muchos años, con su marido Ricardo. ¡Cuantas veces subimos por las tardes a buscar la leche a Casa Norte, allá por los años setenta!".


El nieto de Pachu, Francisco Manuel Barbas González (1970), nos abre la puerta a algún detalle familiar: " Mi güelo, se casaría en el año 1946, con María de la Luz Gutiérrez Granda (1916), que nació en Santolaya. Mi güela, era familia de los Granda, la casería del Aramar". De aquella unión, nacerían dos hijas: "En Casa Norte, nacieron mi madre, Monserrat y mi tía, María Luz". Además de una vinculación sentimental con aquellas vetustas paredes:" Me críe en Casa Norte, y todavía recuerdo la sala, con un suelo de madera crujiente. Era ahí donde dormía, junto a  la pared que daba a la cuadra, que era la que daba más calor". 



Fuente: Francisco Manuel Barbas. Luz y Pachu.(1946).



Fuente: Francisco Manuel Barbas. Las hermanas Montse y Luz.



La relación contractual del cabeza de familia y sus miembros con Casa Norte, se prolongó durante más de un cuarto de siglo, en calidad de "casero-llevador", tiempo suficiente para que el saber popular, le identificara con la propiedad. El  sobrenombre de Pachu Norte, así lo certifica.


La vida transcurre en la rutina diaria de las labores propias de una casería, reducida al cuidado del ganado y la producción agrícola. Aunque las empatías sociales del matrimonio, mantenían grandes diferencias: " Mi güelo era un poco antisocial, le costaba relacionarse con la gente. Su mejor amigo, era el vecino Kiko Medero. Mi güela, era mucho más agradable, siempre tenía una palabra y una sonrisa para todo el mundo con el que se tropezaba.  Aunque salía poco, todos los días a vender la leche con el carrín hasta Candás  y cuando tocaba, lavar la ropa al río. Aunque en casa era quien controlaba todo, los terrenos, las cosechas, era la que pensaba, la que decía, la que mandaba."


La memoria recurrente de Fran, nos hace reverdecer antiguos recuerdos: " Había una habitación en la sala donde  mi abuelo, el tabaco. Yo la conocía como la habitación del tabaco y aunque dormía al lado nunca entraba en ella". 


El matrimonio de los caseros Francisco y Luz, pondrán punto y final a su vinculación con Casa Norte, en el año 1985:"Cuando se retiraron, les entregaron dos terrenos y en uno de ellos hicieron una casa, en la que vivieron hasta que murieron".  Sergio García, detalla aquella rescisión: " A la muerte de mi abuela, Benigna Suarez, en 1977, se inicia el proceso de recuperación de los bienes inmuebles. Los arrendados, habiéndose retirado hacía tiempo y en ejecución de la Ley de Arrendamientos Rústicos, pierden la condición de profesional de la agricultura y procede al finiquito del contrato. Así se pudo recuperar lo que quedaba en pie".

Con Pachu y Luz, se pone punto y final a una historia productiva de una gran casería, vinculada a un pueblo que aun recuerda tiempos de grandeza sin par y de un halo misterioso que agranda su leyenda (21).






(19). Genéricamente se consideraba al bericio a toda planta de monte que se puede rozar y emplear para hacer la cama de los animales de cuadra. Los puristas, prefieren hablar de brezo (Calluna vulgaris).

(20). El ballico, conocido como Lolium, es una planta forrajera de la familia de las gramíneas. Empleada habitualmente para alimentación del ganado

(21). Todos los datos referentes al matrimonio compuesto por Luz y Francisco, han sido proporcionados por su nieto, Francisco Manuel.





Un heredero, una casualidad vital.



"La personalidad del hombre determina

por anticipado la medida de su posible fortuna".

Arthur Schopenhauer.


En algunas ocasiones el destino juega las bazas en favor de los intereses de un colectivo. Muy pocas veces esto ocurre, y cuando lo hace es motivo de satisfacción, que no siempre se puede contener.


Coincidir con Sergio García Orbegozo, cuando ya habíamos perdido cualquier esperanza para conocer y reconocer la historia de la familia más vetusta del pueblo, y hasta entonces guiados por algunas concesiones testimoniales, dictadas con buena fe, pero con trazas erráticas, ha sido el empuje que necesitaban nuestras mermadas ilusiones.


Este hombre, curtido en mil batallas, de juventud inquieta y madurez juiciosa, ante nuestro requerimiento de colaboración, ha puesto su conocimiento y tesoro documental a disposición para poder saciar el hambre de saber que nos atormentaba. Su predisposición con la causa de recuperación de la historia de este pueblo, complaciente anfitrión, es motivo de un agradecimiento impagable.


Su biografía puede ser el guion perfecto  de una película de aventuras, y cuyo título sería adjudicado por él mismo, dado su vasto conocimiento cinéfilo. Sergio nace en Asturias, pero por motivos laborales de su padre, se criará en Madrid. Su juventud de los años setenta está teñida por la experiencia "hippy" en Londres. Académicamente, se licencia en Derecho y Administración de Empresas y tras su paso por la Academia de Infantería, en calidad de oficial, se gradúa en Comercio Exterior.



Sergio García Orbegozo, en su juventud.


Su carácter aventurero y arriesgado le hace perder todos sus ahorros en el Casino de Montecarlo, en una nueva pirueta  vital. La Cámara de Comercio de Madrid, le contrata y destina a un país de alto riesgo, Nigeria y durante este periplo, es empleado por el Servicio Exterior del Rey, con el que trabajó durante varios años por diferentes países del continente africano.


Tras el periplo laboral en el ámbito público, y con una experiencia y conocimiento envidiable, se aventura en el mundo del comercio internacional, especialmente en unas áreas geográficas que dominaba: África y Oriente Medio. Tras veinte años de éxitos, una derrota electoral en las elecciones presidenciales de Nigeria, por el partido que encabezaba sus socio de negocio, le hace abandonar este tipo de operaciones comerciales.


Pese a su potencial, siempre fue un hombre discreto, cuyas ambiciones siempre pasaron muy por encima de alimentar egos. Fiel a sus principios, se ha convertido en lo que él ha querido. Actualmente, es uno de grandes e importantes promotores de jazz patrios, creador e impulsor del proyecto cultural "Soho Málaga".


Sergio García Orbegozo, en la actualidad.


En estas líneas, quisiéramos resaltar el agradecimiento por haber demostrado dos virtudes, que han hecho posible acceder a un tesoro histórico, del que él es el custodio, y no son otras que su contrastada cultura y bonhomía. Su esfuerzo personal ha impedido que la casa solariega de referencia de Antromero hoy no se haya convertido en ruinas. Su empeño, es nuestra suerte. Gracias, Sergio.


Fuente: Sergio García Orbegozo. Casa Norte, antes de la llegada
de Sergio.


El esfuerzo de Sergio, visible.



Sergio, posando delante de la panera. Luce
una sudadera, con diseño propio.
Su conocimiento de nuestra historia
es más que evidente....Drakars y vikingos...






Conclusiones.


                                                               


Hace algún tiempo, un buen amigo, exhibía una teoría que vinculaba a la actividad de la investigación histórica. Su rotunda exposición, no dejaba indiferente a los oyentes: " Rebuscar en el pasado, es la perfecta excusa para huir del presente". En cambio, estimamos que viajar a la búsqueda de historias de otros tiempos pasados, no es una huida, es asegurar el presente, para fortalecer el futuro.
 

Todas las dificultades para viajar a unos tiempos pasados, pero con una inequívoca sensación de que han estado presentes desde siempre, historias cuyas raíces se hundían en épocas diferentes, han sido aliviadas, una vez más por los rescoldos de la memoria de nuestros impagables declarantes y colaboración de la familia.


Casa Norte, ha sido la casería más mitificada del pueblo. Su cronología vital, alargada y decisoria, forma parte de viejas historias ligadas al hambre y a la necesidad. Ha sido, sin duda alguna, la casa solariega de Antromero. Su historia, es la historia de nuestro pueblo.


La dinámica de esta casona, es la de otras muchas, fijadas en raíces con pretensiones de eternidad, pero que el paso del tiempo se encarga de desmentir. Pudiéramos caer en el grosero error de dictaminar que  el apego a la tierra que te vio nacer y crecer, va desapareciendo según se extiende el ramaje familiar. El manifiesto interés por mantener viva la historia y en pie la casa solariega de sus antepasados, por parte de Sergio García Orbegozo, nos hace corregir ciertas ideas y en el ejercicio de  la exigida contrición sentirnos a gusto con nuestra raza, esa que en ocasiones tantas patadas da a la propia existencia humana.  La vida, breve, proporciona lecciones día a día y la historia conforma episodios impensables, que no hace tanto tiempo se plantearían como imposibles. Y, esta es una de esas enseñanzas, que nunca olvidaremos.









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